5ta. semana del Omer - HOD
HOD: humildad, esplendor
Si la persistencia es el motor de la vida, la humildad es su combustible. Tal como guevurá (disciplina) le da a jésed (amor) un foco, hod le da a netzaj (persistencia) dirección. La humildad es el socio silenciosos de la persistencia. Su fuerza está en su silencio. Su esplendor está en su reposo.
La humildad –y su rédito resultante- no debe confundirse con debilidad y falta de autoestima. Humildad es modestia; es reconocimiento (de la raíz de la palabra hebrea, hodaá). Es decir “gracias” a Di-s. Es reconocer claramente tus cualidades y fortalezas, y admitir que no son propias, que te son dadas por Di-s para un propósito más elevado que simplemente satisfacer tus propias necesidades.
Humildad es modestia; es reconocer lo pequeño que eres, lo que te permite tomar conciencia de cuán grande puedes llegar a ser. Y eso hace a la humildad tan formidable.
Humildad es modestia; es reconocer lo pequeño que eres, lo que te permite tomar conciencia de cuán grande puedes llegar a ser. Y eso hace a la humildad tan formidable.
La persistencia deriva su energía del reconocimiento de la humildad. La persistencia humana llega apenas tan lejos como tu nivel de tolerancia. El reconocer que tus fuerzas provienen de un lugar más elevado te da el poder de resistir mucho más allá de tu capacidad según tu la percibes. Te da parte de la fuerza de persistencia de Di-s.
Una copa llena no se puede llenar. Cuando tú estás lleno de ti mismo y de tus propias necesidades, “Yo y nada más”, no hay lugar para más. Cuando te “vacías” ante algo más grande que tú, tu capacidad de recibir se incrementa mas allá de tus supuestos límites previos. La humildad es la llave para la trascendencia, para llegar más allá de ti mismo. Sólo la verdadera humildad te da el poder de la objetividad total.
Humildad es sensibilidad. Es la vergüenza sana que resulta de reconocer que puedes ser mejor de lo que eres y que puedes esperar más de ti mismo.
Pese a que la humildad es silenciosa, no es un vacío. Es una dinámica expresión de vida que incluye por entero las siete cualidades de amor, disciplina, compasión, persistencia, humildad, vinculación y soberanía. La humildad es activa, no pasiva, no es un estado de ser, sino una interacción aun en su calma e inacción.
Para profundizar este trabajo espiritual, consulte “Guía Espiritual para la Cuenta del Omer”, editorial Kehot.