Por Mora Rica
El Baal Shem Tov, gran maestro y fundador de la filosofía jasídica, solía decir que todo lo que nos ocurre en la vida es por Providencia Divina y que, de cada cosa se puede aprender una enseñanza.
¿Qué podríamos aprender de un juego de Burako?
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- En el inicio del juego cada jugador recibe 11 cartas. Estas cartas no se pueden cambiar, lo que toca, toca.
En la vida sucede algo parecido, venimos al mundo con ciertas “cartas», nacemos en una familia determinada, en un país determinado, desarrollamos talentos específicos, y un tipo de inteligencia único. Tenemos una cierta apariencia física, color de ojos, estatura, temperamento, etc., no podemos elegir nada de eso, estas son las “cartas” que nos tocaron, lo único que podemos elegir es lo que vamos hacer con ellas.
¿Seré capaz de “ordenar mis cartas”? de armar el mejor juego posible; o me pasaré todo el juego quejándome porque me tocaron estas cartas y no otras? ¿Perderé mi tiempo comparando con otras personas que recibieron otras cartas, que a primera vista parecen mejores que las mías?
La Torá nos dice que lo único que podemos elegir es si vamos a ser un Tzadik o un Rashá, elegir actuar para el bien o para el mal.
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- En el juego se pueden bajar conjuntos de Piernas o Escaleras
Así como en el juego tenemos que usar nuestra inteligencia, coherencia y lógica para armar estos conjuntos lo mismo ocurre en nuestras vidas. La Torá nos dice que cada judío tiene una misión general: cumplir con las 613 mitzvot. Pero también tenemos una misión particular que es única para cada persona, y que consiste en 2 partes, a las que llamaremos piernas y escaleras.
Las piernas son un conjunto de cartas de igual número agrupadas. Podríamos decir que el número representa un talento especial tuyo, es el don que Hashem le da a cada persona. A veces cuesta identificarlo, pero sin duda todos lo tenemos. Formar el conjunto de varios números iguales representa el trabajo y la exploración consistente de este talento.
Las escaleras son un conjunto de cartas que siguen una secuencia, como 3,4,5,6,7 etc. Podríamos decir que la secuencia de cartas representa el crecimiento y la superación que ocurre cuando nos enfrentamos a un obstáculo en la vida. Se relaciona con el aspecto de “tikun” de la misión, la reparación que el alma viene a realizar en esta vida.
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- ¿Qué hay de las Canastas?
Una Canasta es una meta a alcanzar. A veces frenamos y abandonamos proyectos muy positivos sólo por miedo a que no funcionen. Anotarse en un curso, estudiar algo nuevo, reunir a la familia para una festividad, etc. Nos auto limitamos porque tenemos miedo a fallar o a pasar vergüenza.
En el juego podemos bajar ‘Canastas Perfectas’, pero también podemos bajar ‘Canastas no tan perfectas’. Esto nos enseña que no hay que esperar la perfección para hacer algo positivo; lo importante es empezar, ponerse en movimiento, que de a poco siempre hay tiempo para mejorar.
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- El Muerto
En el juego, cuando usamos todas las cartas, recibimos lo que se llama ‘el muerto’, otras 11 cartas. Similarmente en la vida, cuando creemos que terminamos nuestro trabajo, ya criamos a nuestros hijos, ya se casaron, ya nos jubilamos, etc. Podríamos pensar, “ya está, ya usé mis ‘cartas’, es hora de relajarme y olvidarme de proyectos y metas”. Pero no podemos olvidar que ahora nos toca sacar otras 11 cartas, porque el juego, B”H, aún no terminó.
Con estas nuevas cartas y con toda la experiencia y sabiduría que vinimos acumulando, ahora podemos agregar a los juegos anteriores. Es nuestro momento de no sólo seguir haciendo cosas nuevas sino también de orientar y saber escuchar.
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- El Descarte
En cada jugada cada uno debe descartar una carta, no puede solamente acumular. También en la vida, debemos aprender a retener algunas ‘cartas’ y descartar otras. Mantenemos los principios y valores, las amistades, el amor al prójimo, el cuidado personal, el respeto propio y del otro, la autoestima. Y descartamos la preocupación, la angustia, la envidia, el juzgar al otro, el enojo, el resentimiento etc.
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- El valor de las cartas
En el juego cada carta tiene su valor determinado, pero en la vida no sabemos el valor de nuestras ‘cartas’, no conocemos el valor de nuestras acciones. ¿Cuánto vale ayudar a un pobre? Sabemos que cuando una persona da una moneda a un pobre, Hashem escribe que le dio vida a ese pobre. ¿Cuánto vale una vida? ¿Cuánto vale encender una vela de shabat antes de la puesta del sol? ¿Cuánto vale escuchar a alguien que está con problemas? No sabemos cuánto valen nuestras acciones, lo que puede parecer poco para nosotros en realidad puede tener un gran valor.
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- Todos queremos ganar
La verdad es que en el juego y en la vida todos queremos ganar, esto es una característica natural del ser humano y no está mal. La pregunta es ¿qué es lo que consideramos ganar?
Cuenta el Rab Twersky sobre un profesor que va a visitar a un alumno que estaba enfermo. El profesor le lleva de regalo un juego de ajedrez, pero el alumno no sabe jugar, así que el profesor le enseña y empiezan a jugar. En el primer partido el profesor le deja ganar al alumno; pero este aprende rápidamente y el juego se vuelve cada vez más competitivo. En un momento el profesor para y se pregunta, ¿Qué me está pasando? ¿por qué quiero ganar? ¡Yo vine a animar a mi alumno!
Comenta el Rab Twersky, lo que le pasa al profesor es algo natural y humano, ¡en el fondo todos queremos ganar!
La diferencia entre el juego de Burako y la vida es que en el Burako solo hay un ganador, pero en la vida todos podemos ganar.
¿Cómo es eso? En la vida todo sucede a modo de transacción, cuando damos algo, estamos recibiendo algo a cambio, aunque a veces parezca que estamos perdiendo. Para poder ver esto debemos cambiar de lentes e identificar lo que estamos ganando en cada situación. Cuando las cosas no salen como queremos, por ejemplo, podemos estar ganando experiencia, aprendizaje, coraje para seguir, flexibilidad, paciencia, inteligencia emocional, y un sinfín de otras cosas maravillosas.
Pero sólo podemos sacar provecho de las ganancias si vivimos con actitud de ganador. El ganar es la decisión de ser vencedores siempre.