Sentir a cada Judío
El amor ilimitado del Rebe para con todos los judíos era legendario. No escatimaba esfuerzos en aras de ayudar espiritual o materialmente a cualquier judío, independientemente del lugar donde se hallare o su nivel espiritual. El dolor de todo judío era su dolor. La alegría de un judío, su alegría.
En su amor para con todos los judíos, el Rebe no distinguía entre Jasidim y no Jasidim, observantes o seculares. No existían rótulos. Un judío es un judío, punto; una “parte” de Di-s, colocada en un cuerpo
y plantada en este mundo.
Quién es un verdadero líder?. Aquel que “puede ver el árbol a pesar del bosque”…
Es quien se preocupa por la totalidad sin relegar al individuo. El Rebe de Lubavitch, Rabi Menajem Mendl Schneerson, al igual que Moshé Rabeinu, dedicó su vida a cuidar del “rebaño” de Di-s -el Pueblo Judío- sin siquiera dejar detrás ninguna “ovejita” sedienta. Nadie fue insignificante, todos y cada uno representaron un mundo entero. Como líder de su generación, propulsó la realización de titánicos emprendimientos para la difusión de los valores fundamentales del judaísmo, movilizó miles de emisarios que, bajo su directa orientación, dedican sus vidas para llevar a cabo la misión que el Rebe les encomendó, es decir, encender la llama judía en el corazón de nuestros hermanos judíos. Sin embargo, todo esto lo hizo sin abstraerse de su responsabilidad y entrega incondicional a cada uno de los iehudim del mundo, hombres, mujeres y niños, sin importar su clase social, edad o conocimientos. Y esto es quizás, la más profunda expresión de un legítimo líder de Israel. A continuación, una de las miles de historias que reflejan este extraordinario aspecto de la personalidad sin parangón del Rebe.
El rabino Jaim Tzví Schvartz, es un sobreviviente del Holocausto que, a pesar de no ser un jasid de Jabad, pidió consejo al Rebe sobre qué hacer con su vida después de la guerra. El Rebe le recomendó instalarse en Brasil, donde habitan muchos refugiados judíos, para dedicarse a fundar una comunidad con conocimientos básicos de judaísmo y observante de los preceptos. El rabino Schvartz aceptó la misión y después de algunos años vio florecer su establecimiento educativo, cuyos alumnos se transformaron en la base de una colectividad sólida, fiel a los preceptos. Durante todo ese tiempo mantuvo una cálida aunque no tan frecuente relación con el Rebe, consultándolo acerca de diferentes dificultades y desafíos que se le presentaban. En cierta ocasión los padres de un alumno pidieron una audiencia. Cuando concurrieron a su oficina, el rabino notó una gran preocupación en sus rostros. Ellos fueron directamente al grano.
“ Estamos muy contentos con la educación que nuestro hijo recibe en su escuela. Nuestro malestar se debe a la decisión que nuestra hija mayor ha tomado y creemos que usted es la única persona que puede ayudarnos. Ella ha decidido abandonar su vida judía e inclusive se ha mudado de nuestro hogar para no tener que oír nuestros argumentos. Por favor! Trate de entrevistarla, quizás a usted lo escuche!”. El rav tomó la dirección de la muchacha y esa misma tarde la visitó. Cuando atendió la puerta la mujer habló respetuosamente, pero no lo invitó a pasar. Después de un rato de charla, prometió pensar sobre lo conversado. Al darse cuenta que el impacto de sus palabras no fue el esperado, el rabino pensó llamar a Nueva York y consultar con Rebe al respecto.
Se comunicó con el rabino Jodakov, secretario del Rebe, que a los pocos minutos le devolvió el llamado diciendo: “El Rebe dijo que le comunique a la muchacha que hay un judío en Brooklyn que no puede dormir debido a la decisión que ella tomó”. “Quién es ese judío?”-preguntó intrigado el rabino Schvartz. En ese momento se escuchó la voz del Rebe desde su línea de teléfono que decía: “Se trata de Mendl Schneerson”.
Totalmente confundido Rabi Schvartz se dirigió al domicilio de la joven quien al verlo se mostró molesta. “Sólo he venido a pasarte un mensaje” se apuró el rav. “Dígalo y váyase!” fue la única respuesta.
“Hay un iehudí en Brooklyn que no puede dormir a causa de tu decisión!”.
La mujer empalideció y preguntó: “De quién se trata?”. “Es el Rebe de Lubavitch, quien se preocupa por cada alma judía, donde quiera se encuentre” contestó el rabino Schvartz. “Tiene una foto de él?” dijo la joven. “Creo que llevo una conmigo…”. Cuando la muchacha vio el rostro del Rebe dijo: “ Sí es él!. Hace una semana que viene a mí en mis sueños y me suplica que no abandone a mi Pueblo. Nunca lo había visto antes y jamás vi su fotografía. Ni siquiera había oído hablar de él. Pero no tengo dudas, es quien ha aparecido en mis sueños…”.