El Tania
El Tania es esencialmente una obra acerca de la ética religiosa judía.
El autor está principalmente interesado en las fuerzas del bien y del mal en la naturaleza humana y el mundo circundante, y su objetivo, es allanar una nueva senda al bien sumo. Es consciente, por supuesto, de la existencia de literatura hebrea tratando el mismo tema. Si está impulsado a escribir un nuevo libro, ello no se debe, como es cuidadoso en destacar, a los defectos de los libros existentes per se, sino a que la mente humana no es igualmente receptiva, ni igualmente responsiva, al mismo estímulo. Ello implica que las muchas obras de filosofía judía y ética fueron útiles en su época y era, o para el grupo específico para el que fueran escritas. Ahora hacia falta un nuevo enfoque (a la luz de la doctrina jasídica), y de una “guía” que comandara una atracción universal. No obstante, el autor se da cuenta de que incluso este libro, en partes al menos, no puede ser tan simple como para que todos lo comprendan.En consecuencia urge a los más eruditos a no errar por un sentimiento de modestia mal ubicada, y no rehusar su conocimiento a quienes lo requerirían de ellos en la comprensión de estos “Discursos”.
Rabí Shneur Zalman conocía íntimamente a sus “perplejos”. Llegaban a él en gran número y lo inundaban con preguntas escritas. La mayoría de ellos, sin duda, se componía de gente simple y sin grandes conocimientos. Pero también había muchos jóvenes estudiantes del Talmud, y hombres de inclinación filosófica, que como él en su adolescencia, procuraban un nuevo modo de vida y nuevos canales para sus anhelos espirituales e intelectuales. La consideración de una audiencia tan variada determinó en gran medida la forma y el estilo del libro. Hablando de forma y estilo, ha de recordarse que mucho antes de volcar sus enseñanzas y doctrinas en forma escrita, las predicó oralmente. Sus sermones y discursos, pronunciados en su mayoría en Shabat y Festividades (lo que justifica su estilo homilético), fueron posteriormente registrados de memoria por sus discípulos. Estos manuscritos gozaron de amplia circulación entre sus seguidores. No era poco frecuente que Rabí Shneur Zalman expusiera sus doctrinas en la forma de epístolas que, al ser de interés general, fueron consideradas por sus seguidores como cartas pastorales, y copiadas y recopiadas para la más masiva circulación posible. Con el correr del tiempo, mientras su comunidad de devotos había crecido numerosamente, Rabí Shneur Zalman sintió, como explicó en su Prefacio, que había llegado el momento de presentar un bosquejo de sus enseñanzas en la forma de un libro, que debía reemplazar los panfletos en circulación, muchos de ellos repletos de errores como resultado de su copia y trascripción repetida, o por la maliciosa perversidad de sus oponentes. Es así como nació el Likutéi Amarím o Tania, en su presente composición.
El Rebe, Rabi Menajem M. Schneerson escribió en el prefacio a la primera traducción del Tania al Inglés:
“Jasidut –Jasidismo – en general, y Jasidut Jabad en particular, constituyen un enfoque del mundo que lo abarca todo y un modo de vida que ve al propósito central del judío como el de eslabón de unión entre el Creador y la Creación. El judío es una criatura hecha de “cielo” y de “tierra”, de un Alma Divina que es realmente una parte de Di-s, investida dentro de un recipiente terrenal constituido por un cuerpo físico y un Alma Animal, cuyo propósito es concretizar la trascendencia y unidad de su naturaleza, y del mundo en que vive, dentro de la Unidad absoluta de Di-s.
La concreción de este objetivo involucra una correlación en dos sentidos: uno en sentido descendente, hacia la tierra; el otro, desde la tierra en sentido ascendente. En cumplimiento del primero, el hombre extrae santidad de la Torá y de sus mandamientos divinamente otorgados, para permear con ella cada fase de su vida diaria y su entorno – su “parte” en este mundo; en cumplimiento del segundo, el hombre hace uso de todos los recursos a su disposición, tanto creados [por Di-s] como hechos por el hombre, como vehículos para su ascenso personal y, con el de él, el del mundo que lo rodea. Uno de estos recursos básicos es el vehículo de la lengua y la comunicación humana.
Como el Alter Rebe, autor del Tania, señaló en otra de sus obras, cualquiera de las “setenta lenguas”, cuando es utilizada como instrumento para diseminar la Torá y las mitzvot, es con ello “elevada” ella misma de su dominio terrenal y llevada al plano de la santidad, sirviendo – al mismo tiempo de vehículo para llevar la Torá y las mitzvot, de arriba hacia abajo, a aquellos que leen y comprenden esa lengua.”
Con el espíritu de difundir los manantiales del jasidismo y por acercar al mundo más a Su Creador es que existe también una traducción al castellano, realizada por Kehot Lubavitch Sudamericana, de la cual se extrajeron los mensajes de este artículo.