La Verdadera Traduccion
Una falsa frase en la traducción podría llevar a una persona en la dirección equivocada.
En nuestra sociedad multinacional, las traducciones son una parte importante de la vida. Idealmente, permite a los pueblos, que tienen diferentes formas de pensar, conectarse mutuamente. Sin embargo, las traducciones no siempre son exactas.
La Parashá de Devarim (Deuteronomio 1:1-3:22), primera parashá del quinto y último libro de la Torá, presenta a Moisés hablando al pueblo judío, explicándoles lo que la Torá les va a significar en sus vidas cuando entren en la Tierra de Israel. Los sabios nos dicen que no sólo hablo con ellos en hebreo: también tradujo la Torá en setenta idiomas originales para las 70 naciones del mundo.
Esta fue la apertura de la posibilidad de futuras traducciones de la Torá, como en nuestro tiempo, la Torá debe ser vista en distintos aspectos según el tipo de persona: hombres y mujeres con diferentes estilos de vida, con diferentes preguntas. La Torá tiene respuestas para todas ellas, pero estas tienen que ser traducidas de forma que puedan ser entendidas.
Ahora, este es un punto delicado y posiblemente un peligroso proceso. Una falsa frase en la traducción podría llevar a una persona en la dirección equivocada, con consecuencias graves. De hecho, los sabios se preocuparon mucho de que sea una traducción válida a causa de un caso real en el tiempo del Segundo Templo, cuando la Torá fue traducida al griego. El rey griego de Alejandría estaba fascinado por la idea de la Torá, y ordenó a los sabios que elaboraran una traducción. El estaba muy preocupado de que pudieran falsificar algo, por lo que trajeron setenta y dos sabios y los ubicaron en lugares separados, de manera que cada uno escribiera una versión independiente. Milagrosamente, sus traducciones coincidían unas con las otras, incluso en pasajes separados, en los cual era posible escribir distintas traducciones.
Sin embargo, los sabios judíos más adelante comentaron que el día en que la Torá fue traducida al griego «fue tan difícil para el pueblo judío como el día en que el se hizo el Becerro de Oro, porque la Torá no puede ser traducida». ¿Qué se entiende con la comparación con el día en el que hicieron el Becerro de Oro?
Por cierto, el culto del Becerro de Oro que provocó que Moisés rompiera las Tablas de la Ley el 17 de Tamuz, conmemorado recientemente con un ayuno, comenzando las tres semanas que culminarán con el ayuno del Nueve de Av, cuando los dos Templos fueron destruidos.
Los sabios estaban preocupados por una falsa traducción de la Torá. En cierto sentido, esto es exactamente lo que el Becerro de Oro fue.»Una falsa traducción de la espiritualidad». La gente quería algo espiritual que este frente a ellos, en nuestro mundo inferior. Una verdadera traducción de la santidad sería el Santuario, o el Templo. Según Najmánides, el Becerro de Oro es realmente la intención de sustituir a Moisés. La función de Moisés es conectar al pueblo judío con Di-s. Una falsa traducción de este papel fue el Becerro de Oro: un ídolo, que sólo provocó separar a las personas de Di-s.
Sin embargo, en última instancia, la traducción de la Torá al griego tuvo un efecto positivo: ésta comunicó la Unicidad de Di-s a todas las naciones. Además, las traducciones de la Torá que hizo Moisés en los setenta idiomas es la clave para la comunicación de la Torá en nuestro propio tiempo, hacia los judíos en todo el mundo.
El efecto de la propagación de la Torá será la transformación de la tristeza del día Nueve de Av en un alegre día festivo, con la reconstrucción del Templo en Jerusalén. Esta, finalmente, será la verdadera traducción, la traducción de la tristeza en alegría.
La Parashá de Devarim (Deuteronomio 1:1-3:22), primera parashá del quinto y último libro de la Torá, presenta a Moisés hablando al pueblo judío, explicándoles lo que la Torá les va a significar en sus vidas cuando entren en la Tierra de Israel. Los sabios nos dicen que no sólo hablo con ellos en hebreo: también tradujo la Torá en setenta idiomas originales para las 70 naciones del mundo.
Esta fue la apertura de la posibilidad de futuras traducciones de la Torá, como en nuestro tiempo, la Torá debe ser vista en distintos aspectos según el tipo de persona: hombres y mujeres con diferentes estilos de vida, con diferentes preguntas. La Torá tiene respuestas para todas ellas, pero estas tienen que ser traducidas de forma que puedan ser entendidas.
Ahora, este es un punto delicado y posiblemente un peligroso proceso. Una falsa frase en la traducción podría llevar a una persona en la dirección equivocada, con consecuencias graves. De hecho, los sabios se preocuparon mucho de que sea una traducción válida a causa de un caso real en el tiempo del Segundo Templo, cuando la Torá fue traducida al griego. El rey griego de Alejandría estaba fascinado por la idea de la Torá, y ordenó a los sabios que elaboraran una traducción. El estaba muy preocupado de que pudieran falsificar algo, por lo que trajeron setenta y dos sabios y los ubicaron en lugares separados, de manera que cada uno escribiera una versión independiente. Milagrosamente, sus traducciones coincidían unas con las otras, incluso en pasajes separados, en los cual era posible escribir distintas traducciones.
Sin embargo, los sabios judíos más adelante comentaron que el día en que la Torá fue traducida al griego «fue tan difícil para el pueblo judío como el día en que el se hizo el Becerro de Oro, porque la Torá no puede ser traducida». ¿Qué se entiende con la comparación con el día en el que hicieron el Becerro de Oro?
Por cierto, el culto del Becerro de Oro que provocó que Moisés rompiera las Tablas de la Ley el 17 de Tamuz, conmemorado recientemente con un ayuno, comenzando las tres semanas que culminarán con el ayuno del Nueve de Av, cuando los dos Templos fueron destruidos.
Los sabios estaban preocupados por una falsa traducción de la Torá. En cierto sentido, esto es exactamente lo que el Becerro de Oro fue.»Una falsa traducción de la espiritualidad». La gente quería algo espiritual que este frente a ellos, en nuestro mundo inferior. Una verdadera traducción de la santidad sería el Santuario, o el Templo. Según Najmánides, el Becerro de Oro es realmente la intención de sustituir a Moisés. La función de Moisés es conectar al pueblo judío con Di-s. Una falsa traducción de este papel fue el Becerro de Oro: un ídolo, que sólo provocó separar a las personas de Di-s.
Sin embargo, en última instancia, la traducción de la Torá al griego tuvo un efecto positivo: ésta comunicó la Unicidad de Di-s a todas las naciones. Además, las traducciones de la Torá que hizo Moisés en los setenta idiomas es la clave para la comunicación de la Torá en nuestro propio tiempo, hacia los judíos en todo el mundo.
El efecto de la propagación de la Torá será la transformación de la tristeza del día Nueve de Av en un alegre día festivo, con la reconstrucción del Templo en Jerusalén. Esta, finalmente, será la verdadera traducción, la traducción de la tristeza en alegría.
POR TALI LOEWENTHAL