Vaetjanan – “Amar a la mente”
Y las atarás como señal sobre tu brazo, y serán como tefilín (filacterias) entre tus ojos. – Deuteronomio 11:18
En todo momento en que hay Tefilín entre tus ojos, estarán ambos [el Tefilín de la cabeza y el de la mano].
Talmud, Menajot36a
Brazo y cabeza.
Acción y pensamiento.
Compromiso y comprensión. Las dos piedras angulares de cualquier emprendimiento humano.
Nada menos que el máximo empeño humano, la misión, comunicada a nosotros en Sinaí, de desarrollar nuestra personalidad y mundo en conformidad con el plano maestro Divino para la Creación.
Así, hablamos de nuestra misión en la vida como consistiendo de dos componentes básicos: estudiar la Torá de Di-s y observar Sus mitzvot (mandamientos).
Estudiando Torá, sondeamos la “mente” de Di-s, procurando comprender Su concepción de cómo la vida sobre la tierra debe ser vivida. Observando las mitzvot, implementamos esa concepción en nuestras vidas dianas.
La mitzvá de Tefilín, que es un microcosmos de la totalidad de la Torá y sus mitzvot1, ejemplifica esta dualidad.
Los Tefilín son los pequeños rollos de pergamino en los que están inscriptos los principios básicos de la fe judía2, que se colocan dentro de dos pequeñas cajas negras de cuero de las que salen largas correas de cuero. Una caja es afirmada al brazo izquierdo, en su parte superior, frente al corazón, y sus correas se atan alrededor del brazo y la mano; la otra caja se ciñe sobre la cabeza (arriba de la línea de nacimiento del cuero cabelludo, frente al área que se encuentra entre los ojos).
Los Tefilín son una señal de nuestro compromiso con el Omnipotente, un compromiso que enlaza nuestras mentes, corazones y brazos para servirlo: el Tefilín de la cabeza expresa el compromiso de la mente para comprender la sabiduría Divina contenida en la Torá; el Tefilín de la mano representa las mitzvot, ejecutadas por el corazón (por ejemplo, amar a Di-s y temerle, emular Sus características3, etc.) y el brazo (dar caridad, construir una sucá, etc.).
El secreto de los Ángeles
Cuando Moshé vino al pueblo de Israel informándole de la intención de Di-s dc comunicarles la Torá y ordenarles las mitzvot, la respuesta de aquellos también fue doble: “Todo lo que Di-s ha dicho, lo haremos y lo comprenderemos”4
El orden en que expresaron su compromiso dual es importante.
En las palabras de nuestros Sabios: “Cuando Israel antepuso ‘haremos’ a ‘comprenderemos’ vinieron 600.000 ángeles y colocaron dos coronas sobre la cabeza de cada uno de ellos… Cuando Israel antepuso ‘haremos’ a ‘comprenderemos’, una voz celestial proclamó: ¿Quién dio a conocer este secreto que emplean los ángeles servidores- a Mis hijos? (Como está escrito: ‘Bendecid a Di-s, vosotros, Sus ángeles, vosotros, poderosos que cumplen Su ordenanza, que atienden a la voz de Su palabra’5 – que primero ‘hacen’ y luego ‘escuchan’)”6
Nuestro estudio y comprensión de la Torá es una parte básica de nuestro pacto en Sinaí, como lo evidencia el hecho mismo de que Di-s creara la mente humana.
En las palabras de nuestros Sabios: “Todo lo que Di-s creó en Su mundo, lo creó únicamente para Su gloria”7; si Di-s creó el intelecto, y lo convirtió en el aspecto dominante y central del ser humano, es porque éste juega un papel dominante y central en el servicio del hombre a Di-s. Por lo tanto, no puede decirse que al hombre se le dio un corazón y un brazo con los cuales servir a Di-s, y una mente sólo para inventar la rueda y jugar al ajedrez.
Si Di-s hubiera querido que Sus mitzvot fueran observadas únicamente por obediencia “ciega” a Su voluntad, habría poblado Su mundo con robots sin mente; pero Él nos creó como seres con libre albedrío e inteligencia discernidora porque la comprensión y apreciación de nuestra misión en la vida es parte integral de la misión misma que nos fuera encomendada.
No obstante, “haremos viene antes que “comprenderemos
La involucración de la mente es crucial, pero es igualmente crucial que nuestro cumplimiento de la voluntad Divina no dependa de nuestra comprensión.
Antes que nada, debemos hacer por la convicción simple de que Di-s, el Creador del universo, ha definido el propósito de éste y ha instruido en consonancia nuestras vidas. Entonces, junto con, y como un perfeccionamiento de nuestros actos debemos esforzarnos por aprender su significado.
Este orden de prioridades se refleja en las leyes de Tefilín.
En el versículo de Deuteronomio 8 citado antes, la Torá nos ordena primero atar los Tefilín sobre nuestra mano y luego habla de los Tefilín de la cabeza. De esto derivan nuestros Sabios que el Tefilín de la mano debe ponerse antes que el de la cabeza.9
Nunca Solo
Además, la precedencia de acción y sentimiento a la comprensión es más que una cuestión de prioridades.
Si no fuera ése el caso, entonces la ley simplemente declararía que el Tefilín de la mano debe ponerse el del brazo y luego el de la cabeza.
Pero el Talmud va más lejos que eso.
Dice: Cuando uno se pone los tefilín, primero debe ponerse el del brazo y luego el de la cabeza; y cuando se los quita, primero debe quitarse el de la cabeza y recién luego el del brazo ¿Por qué? Comprendo que se debe poner primero el de la mano, pues el versículo declara: “Las atarás como señal sobre tu mano, y (luego) serán como Tefilín entre tus ojos”
¿pero de dónde derivamos que el Tefilín de la cabeza debe retirarse primero? Dijo Rabá: “Rav Huna me lo explicó. El versículo declara “y serán como Tefilín entre tus ojos, estarán ambos (o sea, tanto el Tefilín de la cabeza como el de la mano)”10
En otras palabras, el sentimiento y la acción no solamente deben venir antes que la comprensión para la aplicación apropiada de la mente.
La Torá nos está ordenando que nunca debe haber Tefilín “entre tus ojos tus ojos” sin la señal de nuestra relación con Di-s atada sobre nuestros brazos y corazones.
El pensamiento convencional diferencia entre ciencia “pura” y “aplicada”; la óptica de la Torá, sin embargo, es que la ciencia pura no es ciencia en absoluto.
El razonamiento que está divorciado de la afinidad y la aplicación no es nada más que un juego de la mente, una reflexión del músculo mental que no sirven propósito alguno y es indigno del nombre que damos a la actividad esencial humana llamada “intelecto”.En las palabras de nuestros Sabios: “Quienquiera diga: ‘Yo sólo tengo Torá’, ni Torá tiene”11
Basado en Likutéi Sijot, Vol. XIX, pags. 47-54
Notas: 1. Talmud, Kidushín 35a. 2. Como se articulan en las siguientes cuatro secciones de la Torá: Éxodo 13:1-10; Éxodo 13:11-16; Deuteronomio 6:4-9; Deuteronomio 11:13-21 (ambos Tefilín, el de la mano y el de la cabeza, contienen las cuatro secciones). 3. “Di-s nos ordenó emularlo al máximo de nuestra capacidad, como está escrito (Deuteronomio 28:9): ‘marcharas en Sus sendas’; esto es interpretado por nuestros Sabios (Talmud, Sota 14a) en el sentido de que: Tal como Di-s es llamado ‘benévolo’, así también tú debes ser benévolo; tal como Di-s es llamado ‘compasivo’, así también tú debes ser compasivo…” (Maimónides, Libro de los Preceptos, Mitzvat Asé 8 [vers. española: Ed. Kehot Lubavitch Sudamericana, 1996]). 4. Éxodo 24:7.5. Salmos 103:20.6. Talmud, Shabat 88a. 7. Pirké Avot 6:11.8. Así como también los otros tres versículos en que aparece el mandamiento de ponerse los tefilín Éxodo 13:9, Éxodo 13:16 y Deuteronomio 6:8.9. Mejilta, Éxodo 13:9; Sifrí, Éxodo 13;16; Talmud, Menajot 36a. Hasta hay una opinión halájica que sostiene que si una persona se pone el tefilín de la cabeza primero, debe sacárselo y atar el de la mano antes de volver a ponérselos, a fin de cumplir el imperativo de ponerse primero el de la mano (Maguen Avraham Oraj Jaim 684, sub-sección 5). 10. Talmud, Menajot 36a. Véase también Mejilta y Sifrí sobre Éxodo 13:9 y 16.11.