Pekudei – “La perfección se recibe de Moshe Rabeinu”
“Y bendijo a ellos Moshé” (Shemot 39:43)
Luego de concluido el trabajo de construcción del Mishkán (el Santuario ambulante utilizado durante la travesía de los judíos por el desierto) la Torá nos relata1: “Y vio Moshé todo el trabajo… y los bendijo a ellos Moshé”. Explica Rashi: “Les dijo, Sea Su Voluntad que la Presencia Divina more sobre la acción de vuestras manos, que la dulce gracia de Hashem nuestro Di-s esté sobre nosotros”2.
En esto hay una pregunta: Todos los judíos, cada hombre y mujer, fueron socios en la construcción del Mishkán, puesto que aportaron sus donativos para el trabajo de la construcción. ¿Por qué entonces, no bendijo Moshé a todos los socios partícipes, sino sólo a los “sabios de corazón”, que llevaron a cabo el trabajo concretamente?
NO LOGRARON ERIGIRLO
La respuesta es sencilla: no hay necesidad alguna de aclarar explícitamente que Moshé bendijo a todos los que aportaron para la obra, puesto que es obvio y se sobreentiende que se la bendición y se agradece con un “Iasher Koaj” a cada donante. En realidad esta bendición ya la había dado Moshé mucho tiempo antes, apenas concluido el aporte de los donativos. La intención de la Torá aquí es relatarnos sobre una bendición especial que Moshé confirió luego de haberse concluido el trabajo de la construcción.
Cuando se terminó con la obra del Mishkán, los especialistas no lograban erigirlo. En relación con ello relata la Torá3: “Y trajeron el Mishkán a Moshé” lo que es explicado por Rashi en los siguientes términos: “Puesto que no podían levantarlo… dijo Moshé al Altísimo ¿Cómo es posible que sea levantado a manos del hombre?” Le dijo Di-s, “ocúpate tú con tus manos”, parecía que él (Moshé) lo levantaba, pero él (el Mishkán) se enderezaba y paraba ‘por sí solo’.
UNA BENDICIÓN ESPECIAL
Vemos de aquí, que incluso luego de que todos los israelitas hicieran su donación, y que los “sabios de corazón” y todos los especialistas finalizaran su trabajo, en la práctica no tenían la fuerza para levantar el Mishkán. Para ello debieron traer el Mishkán a Moshé, y él, con la fuerza de Hashem, lo erigió.
Y después de todo ello, aún había necesidad de una bendición especial adicional- que Sea Su Voluntad que la Presencia Divina more sobre la acción de sus manos. Para ello se requería de una bendición especial de Moshé Rabeinu, para que efectivamente tenga lugar el “Moraré en su seno”5, dentro del Santuario hecho por medio de los Hijos de Israel.
ESTAR LIGADO AL REBE
De aquí aprendemos una enseñanza para nuestras vidas: el objetivo de nuestra labor en este mundo es hacer un “Mishkán”, una morada para Di-s. Todo judío, a través de su labor y sus actos, “construye un santuario” para Hashem, y su aspiración es que “more la Presencia Divina en la acción de vuestras manos”.
Se nos dice aquí también que incluso cuando nuestro trabajo espiritual personal alcanza la máxima perfección, no es suficiente con ello para hacer morar en él a la Shejiná. Que concretamente more la Presencia Divina se logra por medio de la bendición de Moshé Rabeinu- es decir a través de estar ligado al líder espiritual-al Rebe- de la generación- “la extensión de Moshé”5 que hay en cada generación.
Cuando el judío está ligado a un Rebe, recibe las fuerzas para tener éxito en su labor espiritual y hacer morar la Presencia Divina en la acción de las manos. Entonces “Moshé Rabeinu” se une con la comunidad de Israel y solicita “que la dulce gracia de Hashem nuestro Di-s esté sobre nosotros”, y con ello llevar también al individuo a su verdadera perfección.
(Likutei Sijot Tomo 11, Pág. 169)
NOTAS: 1-Shemot 39:46 2-Tehilim 90:17 3-Shemot 39:33 y Rashi allí 4-Shemot 25:8 5-Tikunei Zohar Tikunei 69