Parsha Ki Tavo
”Una alegría completa”
En el precepto de Bikurim -el traer de las primicias al Templo de Jerusalem- con el cual se inicia nuestra Parshá, dice la Torá que esta Mitzvá entraba en vigencia recién luego de que “vengas a la tierra… la heredes y te asientes en ella”.
Nuestros Sabios Z”l aprenden de las palabras adicionales “la heredes y te asientes en ella”- que “nos enseña que no estaban obligados a traer primicias hasta que conquistaran la tierra y la subdividieran”. La conquista y adjudicación de la tierra se prolongó durante 14 años. Podríamos pensar que quien ya se hizo acreedor de su parte y fue privilegiado con ver el fruto de lo que se plantó, debía ya traer las primicias, a pesar de que el resto de los judíos todavía no tomaron posesión de sus tierras; dice acerca de ello la Torá que, mientras que no se había conquistado la totalidad de la tierra y no se la había distribuido a todo el pueblo, no había obligación de traer Bikurim.
AGRADECER POR LO BUENO
Esto requiere explicación: El objetivo de las primicias era expresar el agradecimiento que siente el judío hacia Di-s. Con traer los Bikurim el judío demostraba que no era un desagradecido. Siendo así, una vez que recibió su parte en la tierra de Israel y ya tuvo el privilegio de plantar árboles y ver sus frutos ¿por qué no debía traer las primicias y expresar sus gracias al Creador?.
Más aún: siendo que la conquista de la tierra y su distribución a las tribus llevó muchos años, hay aquí una falta de reconocimiento de parte de quién sí entró a Israel, trabajó la tierra, tuvo provecho de sus benditos frutos y sin embargo no traía Bikurim a Di-s!.
LA UNIDAD PROFUNDA
Nos señala la Torá la profunda unidad interior del pueblo de Israel. La Mitzvá de las primicias venía para dar expresión a la bondad íntegra y completa. Esta es la causa por la cual se traían Bikurim sólo de las siete especies que eran el elogio de Israel, puesto que sólo estas frutas generaban completa alegría. Ése es el mismo motivo de por qué no era posible traer las primicias hasta que no había concluido la totalidad de la conquista de la tierra y la respectiva toma de posesión por parte de cada judío. Mientras que había tan sólo un judío que no recibió su parte, como consecuencia de la unión interior de todo el pueblo judío, la alegría no era completa tampoco para aquel que ya sí recibió su porción en la Tierra de Israel. Siendo que hay un sólo judío que aún carece de la alegría de heredar la tierra, esto afecta también la alegría de todos los demás. Por eso no era posible traer los Bikurim, ya que faltaba la alegría completa.
UN CUERPO
Este pensamiento está también relacionado con el 18 (Jai) de Elul y el Shabat que corresponde a la lectura mencionada que coincide o está cercano a esta fecha. Este día nacieron las dos grandes luminarias -meorot haguedolim- del Jasidismo, el Baal Shem Tov y el Alter Rebe, autor del Tania y del Shulján Aruj. Uno de los principios de las enseñanzas del Jasidismo es el énfasis en el Ahavat Israel- amor al prójimo y las enseñanzas jasídicas explican el sentido más profundo de la unidad entre todos los judíos.
La unión del pueblo judío no es la de muchos hombres que se unen con un fin común, sino que es similar a la de los miembros y órganos de un cuerpo humano, que son todas partes de una misma entidad. Es verdad que se trata de órganos diferentes, pero están todos ligados y unidos entre sí, hasta el punto de que si hay dolor o un defecto en algún miembro, también los demás lo sienten y sufren. Esta unión es el recipiente propicio para recibir las bendiciones del Altísimo- “¡bendícenos Avinu (Padre nuestro) a todos como un uno”!
Likutei Sijot tomo 9, Pág. 152