Parsha Ekev
“Las tablas de la ley y los piadosos”
En el párrafo bíblico que leemos esta semana en el libro de Devarím- Deuteronomio- Moshé prosigue con la revisión de lo ocurrido durante los cuarenta años en el desierto, y motiva a los hijos de Israel a cuidar los preceptos de la Torá.
Recuerda, entre otros, el episodio con el becerro de oro y la subsiguiente rotura de las Tablas de la Ley. ¡Pero a eso le adjunta el relato del fallecimiento de Aharón, que tuvo lugar casi cuarenta años más tarde! De la proximidad en el texto de estos dos sucesos, aprendieron nuestros Sabios Z”L que “es dura para el Altísimo la muerte de los piadosos como la rotura de las Tablas”.
Cuando la Torá, que es Torat Emet, la Torá de la Verdad absoluta, compara dos cosas, debe haber entre ambas una semejanza verdadera y amplia. La similitud entre la muerte de los piadosos y la rotura de las Tablas no se limita a que ambas son duras para Di-s, sino que existe una relación conceptual más amplia y profunda entre ambas.
LA SANTIDAD SE VOLÓ
Sobre la rotura de las Tablas relatan los Sabios Z”L que Moshé las observó y notó que la escritura se voló de las Tablas. Dijo: “Cómo he de entregar a los judíos tablas que no tienen valor, las tomaré y las quebraré”. O sea, que Moshé rompió las Tablas cuando descubrió que la “escritura se voló” de ellas.
No debe entenderse que las mismas letras se volaron, pues entonces Moshé debería haber dicho “no contienen nada” y no “no tienen valor”. Lo que significa que la escritura sí quedó, pero la santidad que residía en cada una de las letras es la que se esfumó. Cuando la santidad voló de las letras, Moshé vio que “no tenían valor”.
CUERPO Y ALMA
En este punto radica la similitud interior entre la rotura de las Tablas de la Ley y la muerte de los piadosos. El judío se asemeja a las Tablas -posee un cuerpo como las letras de la escritura y un alma equivalente a la santidad que impregnaba ese texto. El alma Divina que se encuentra dentro del cuerpo del iehudí es similar a la “Escritura Divina” envestida en la escritura de las Tablas.
El Tzadik, el piadoso, siente que lo fundamental pasa por el alma Divina y no por lo corporal. La vida de un Tzadik no es una carnal, sino vida espiritual -fe en Di-s, temor y amor al Altísimo. También mientras en su paso por el mundo, su vida literalmente es, sólo espiritual.
RECUERDO CONSTANTE
Cuando un Tzadik fallece y su alma se separa del cuerpo, es similar a cuando la santidad se vuela de las Tablas. Queda tan sólo el cuerpo material, como la escritura en sí, pues el verdadero ser del Tzadik, el alma Divina, se desprende de él elevándose a las alturas celestiales como “la escritura que se voló de las Tablas de la Ley”.
Hay otro aspecto en la semejanza entre ambos: los trozos de las Tablas quebradas permanecieron en el Arca y, cuando los hijos de Israel salieron a la guerra, tomaron también estos fragmentos quebrados. De esta manera, poseían un recordatorio permanente de que la santidad Divina es lo esencial y sin ella, incluso el texto y las letras que escribió el Altísimo en las Tablas “no tienen valor”.
Esta es la fuerza e inspiración que se desprende de la muerte de los Tzadikim: la persona debe elevarse más en forma permanente y apegarse a la vida espiritual del Tzadik, la que es su verdadera esencia y ser.
Likutei Sijot, tomo 14, Pág. 30