Las 4 preguntan según la Cábala (misticismo judío)
Si las Cuatro Preguntas son tan solo un simple texto infantil, ¿por qué cientos de generaciones de judíos han escrito miles de páginas de comentarios sobre ellas? En la noche de Pesaj, innumerables niños judíos harán Cuatro Preguntas milenarias alrededor de millones de mesas de Séder en todo el mundo. Preguntarán por qué esta noche es diferente a todas las demás noches.
PRIMER PASO: LA VOLUNTAD DE CAMBIAR
“En todas las demás noches no tenemos que remojar los alimentos ni siquiera una vez. En esta noche, lo hacemos dos veces”.
En otras noches podemos sentir que no necesitamos remojar los alimentos, podemos aceptar nuestros defectos y limitaciones como parte de quienes somos, sin voluntad de hacer esfuerzos hacia un conocimiento más profundo de uno mismo y de mejorar en lo personal. Podemos estarnos diciendo: “Así soy yo y no voy a cambiar”.
El primer paso hacia la libertad emocional requiere el reconocimiento de que “necesito mojar los alimentos dos veces.” Primero, debo limpiarme el cuerpo – mis hábitos físicos y mi conducta-y segundo, debo purgar y lavar mi espíritu – mis actitudes y patrones mentales y psicológicos.
SEGUNDO PASO: SUPRESIÓN DEL EGO
“En todas las demás noches comemos jametz (levadura) o matzá. Esta noche sólo comemos matzá”.
El Jametz (masa leudada) está hecho de algo que sube y fermenta, por lo que simboliza un ego inflado y sentimientos de arrogancia, mientras que la matzá- que no sube, representa la humildad y la supresión de sí mismo, sirviendo de conducto para un caudal mayor y más profundo de la luz Divina.
En otras noches vacilamos entre el jametz y la matzá; entre el nexo tenaz a nuestros egos contra nuestros momentos de trascendencia. Invitamos a Di-s a nuestras vidas, pero sólo hasta cierto punto. Esta dicotomía entre jametz y matzá en nuestras vidas hace que permanezcamos atrapados por la percepción limitada de nuestros caracteres e impide que tengamos la habilidad de experimentar la libertad genuina.
En la noche de Pesaj sólo comemos matzá. Tratamos que nuestro ego se desvanezca completamente, permitiendo que Di-s ocupe la totalidad del espacio de nuestra conciencia.
TERCER PASO: SENSIBILIDAD DEL ALMA
“En las demás noches comemos todo tipo de verduras. En esta noche comemos maror (hierbas amargas)”.
Después de introducir el espíritu de liberación en nuestras vidas; llegamos al tercer paso designado para ayudamos a mantener un estilo de vida con libertad interior.
¿Cómo hace uno para crear un calendario diario libre del poder de los numerosos impulsos no saludables y de las debilidades inherentes a nuestro carácter? Hay que prestarle atención a las lágrimas amargas, al maror de nuestra alma.
Cada uno de nosotros posee una conciencia animal o impulsiva y un alma Divina. Nuestra conciencia animal es la fuente de nuestras sensaciones corporales, impulsos físicos y tentaciones terrenales. Pero además de la fuerza vital-animal, también poseemos un alma Divina que es una chispa del Infinito, un rayo de Di-s, un diamante caído del cielo. Esta alma anhela trascender el ego y fundirse con la verdad de Di-s.
Los místicos judíos describen que cada vez que decimos una mentira o humillamos a otra persona, lo que hacemos es tomar la preciosa inocente espiritualidad de nuestra alma y la sometemos al abuso y la tortura.
En otras noches, quizás no le prestamos atención al destino trágico de nuestras almas al ser violadas por una conducta burda e inmoral. En esta noche de Pésaj, comemos maror (hierbas amargas) y abrimos nuestro corazón al llanto amargo de nuestros corazones.
La disciplina de recordar constantemente la santidad del alma dentro de cada uno y su doloroso descenso a una sociedad depravada, le permite a la persona preservar la integridad espiritual en su vida cotidiana libre de adicciones, temores y soledad.
CUARTO PASO: REORIENTAR PLACERES
“En todas las demás noches, comemos bien sea sentados o reclinados. En esta noche todos estamos reclinados”.
Para lograr una verdadera libertad interior, la persona debe cultivar el paso más difícil, que consiste en la reorientación de los placeres en la vida.
En las demás noches, el placer que derivamos de una relación honesta y de genuina espiritualidad, es de disfrute (sentado), lo que significa que no es total. La satisfacción que derivamos de nuestra espiritualidad interior se ve opacada por el hecho que seguimos siendo indulgentes con la parte animal que hay en nosotros y aún continuamos buscando la gratificación en lugares sombríos. Esta fragmentación, aun cuando sea tentadora en extremo, nos hace fragmentarnos y nos roba la oportunidad de llevar una vida realmente satisfactoria y profunda.
En la noche de Pésaj, nos reclinamos. Permitimos que toda nuestra identidad se disuelva en el éxtasis de la espiritualidad y el amor. Renunciamos a nuestras necesidades de buscar la satisfacción en lugares ajenos mientras damos la bienvenida a la alegría de nuestras almas en cada fibra de nuestro ser.
Este año, cuando nuestros hijos reciten las cuatro preguntas, dejemos entrar en nuestras vidas la libertad lograda a través de los cuatro pasos.
La Cabalá explica que estas Cuatro Preguntas contienen un programa de cuatro pasos dirigidos a la liberación espiritual. Mientras se recita el Ma Nishtaná, esta energía de liberación vibra a través del cosmos, dándole a cada ser humano la oportunidad de logros personales en su propia vida.