Cuando a Rocío Engstfeld le diagnosticaron altos niveles de colesterol genético, tuvo que cambiar su
Cuando a Rocío Engstfeld le diagnosticaron altos niveles de colesterol genético, tuvo que cambiar su dieta.
Rocío Engstfeld estudia nutrición y, gracias a Eat Clean OK, se convirtió en una influencer de hábitos saludables que nos cuenta cómo hizo para modificar por completo sus forma de comer, para mejorar su salud.
«FUE UN PROCESO SIN PRESIÓN»
A los 15 años, me hice análisis de rutina y descubrí que tenía niveles de colesterol muy elevados; como era una cuestión más que nada genética, la única solución posible era hacer un cambio en la alimentación. No tenía otra opción. Así que fui a la nutricionista, ella me dio un plan y me puse las pilas para intentar seguirlo al pie de la letra y así evitar tomar medicación.
Tenía en claro que no quería dejar de comer todo lo que me gustaba. Me propuse encontrar la versión saludable de comidas que no lo son. Entonces, me pregunté cómo podía hacer para seguir desayunando mis waffles o muffins sin que afectaran mi salud. Me di cuenta de que era mucho más fácil de lo que pensaba, solamente necesitaba reemplazar algunos ingredientes de las recetas de siempre. Y así arrancó todo, de a poco la alacena fue cambiando su contenido y también los lugares en que compraba. Iba menos al supermercado y más a la dietética. Aprendí que si comía bien, iba a estar bien, y si comía mal, iba a estar mal. Entendí que tenía que ser más consciente con mis decisiones en cuanto a la alimentación. Eso me llevó a dejar de consumir alimentos procesados o congelados, a no tomar gaseosas y a reemplazar las harinas refinadas por integrales. Además, empecé a darle otro valor a la comida casera y a llamar al delivery únicamente en casos de «emergencia». Todo fue un proceso, se dio en forma progresiva, sin presión. A un mes de haber iniciado estos cambios, ya me sentía más liviana y me había cambiado el cuerpo.
«SABÍA QUE LA CLAVE PARA SOSTENERLO ERA NO FANATIZARME»
Rápidamente empezaron a dar mejor mis análisis. Incluso cuando hacía actividad física, me sentía con más energía. Estaba fascinada y motivada, sabía que todo esto estaba pasando porque ahora comía alimentos de mejor calidad. Parece obvio, pero comer sano es más fácil de lo que parece. Mucha gente tiende a idealizar el tema y quizá sea por eso que no sabe por dónde arrancar. Para mí, lo importante es empezar, hacer algo. Una vez que estás en el camino, el resto sucede solo. Tu cuerpo te va a guiar en el proceso, porque es sabio y sabe lo que necesita.
Me di cuenta de que no tenía que ser rígida ni irme a los extremos, si lo que buscaba era un cambio de por vida. Por eso, nunca fui con tupper a las reuniones con mis amigas, siempre comí lo que todas comían. Además, me recordaba que este cambio era una elección, que estaba haciendo algo muy bueno por mí. Igualmente, me acostumbré enseguida y puedo decir que fue fácil, no lo sufrí.
Una vez que hacés el clic, no hay vuelta atrás. Todavía no conozco a nadie que haya cambiado su alimentación y que diga: «Quiero volver a comer como antes».
En casa mamá siempre cocinaba y yo la ayudaba. Me gustaba inventar recetas y platos. A veces me salían horribles, pero como veían que estaba muy enganchada con mi nuevo estilo de vida, mi familia comía todo lo que yo hacía. Así empecé a meterme cada vez más en este mundo y a comprar libros, revistas y todo lo que tuviese que ver con alimentarnos a conciencia, y entonces decidí empezar a estudiar nutrición.
«QUISE INSPIRAR A OTROS»
Sabía que algo con eso iba a tener que hacer. Un día, volví de la facultad y me dieron ganas de subir una foto. Pensé que quizás así podía inspirar a otros o ayudarlos a tener mejores hábitos. Enseguida, un montón de gente empezó a seguirme. Creo que lo que más le llama la atención a la gente es que no como poco, como normal pero con calidad. Me aseguro de que los ingredientes le sumen a mi cuerpo y no que le resten.
También, de vez en cuando, preparo algo común, una chocotorta, por ejemplo, ¡y la disfruto!, porque la vida se trata de pasarla bien, no de perseguirte mentalmente queriéndote privar de todo, sino encontrar el justo medio ante todo.
«EN 10 AÑOS VES LOS RESULTADOS DE LO QUE COMÉS HOY»
Tengo un ejemplo personal muy cercano: mi papá toda la vida comió media docena de facturas a la hora del té y ahora le dio mal el azúcar en sangre. En mi opinión, tarde o temprano los resultados de lo que comés aparecen y por eso a través de la alimentación podés prevenir un montón de enfermedades. Por suerte, hoy todos estamos más atentos y buscamos saber qué nos hace bien y qué nos hace mal, empezamos a leer las etiquetas. Me parece genial que el tema se hable y que la gente quiera estar más saludable. Es cierto que algunos quizá mejoran su alimentación solo porque quieren verse mejor y otros porque quieren sentirse mejor, pero realmente no importa cuál sea el motivo: lo bueno es que todos se van a encontrar con más de lo que fueron a buscar.
9 IDEAS PARA UN 2017 SALUDABLE
1. Sé más activa: tomá cualquier oportunidad que tengas para moverte: caminá, subí escaleras, sacá a pasear a tu perro.
2. Comé entre 5 y 6 veces al día (en pequeñas porciones): así controlás mejor el apetito y los niveles de insulina.
3. Dormí entre 7 y 8 horas: cuando no descansás lo suficiente, tu metabolismo se ve afectado y puede que sientas más apetito.
4. Incorporá a tu rutina una actividad que te dé placer: por ejemplo, yoga, danza, pintura o cualquier formación que quieras hacer.
5. Tomá agua: llevá una botella reutilizable con vos a todos lados.
6. Priorizá la nutrición: la calidad de los alimentos es más importante que la cantidad. Armá listas de súper saludables.
7. Mirá lo bueno: reíte, sonreí y disfrutá de los pequeños momentos.
8. Cuando te sientes a comer, centrate en la comida: evitá usar el celu, la compu o la TV.
9. Iniciá el cambio: ¡pensá menos y actuá más!
Segui @eatcleanok en Instagram, que te inspira a comer más «limpio»..