Decir la verdad
¿…y cuando está permitido ser menos que honesto?
En el libro de Génesis leemos cómo Iaakov, siguiendo el pedido de su madre, se disfrazó como su hermano mayor Esav para que pudiera recibir la bendición que su padre Itzjak quería darle a Esav…a pesar del hecho que Iaakov era un gigante espiritual y el paradigma de la verdad. De hecho, el atributo de la verdad es el que está más asociado con nuestro patriarca Iaakov, como está dicho “Da la verdad a Iaakov”.
Parecería que la presión que se necesitaba para recibir las bendiciones, hizo caso omiso a la prohibición general de engañar. Veremos pues, la importancia de decir la verdad y bajo qué situaciones está permitido engañar.
La virtud de la Verdad
La Torá dice: “Distánciate de las palabras de falsedad” Este es el único pecado sobre el que la Torá nos advierte que nos “distanciemos”.
Al decir la verdad, emulamos a nuestro Creador, sobre Quien está dicho: “El sello de Di-s es la verdad”. El Sefer Jasidim escribe que quien habla la verdad puede cambiar el destino decretando que algo suceda…y sucederá.
En el Talmud, se ve evidente que ser cuidadoso de hablar la verdad es una Segulá (actividad espiritualmente propicia) que le permite a uno completar los años destinados a él por Di-s.
El Talmud dice que hay cuatro grupos de personas que no son meritorios de recibir la presencia Divina. Uno de ellos son los mentirosos. Este castigo es medida por medida: por medio de mentir ellos demuestran que quieren caer en gracia en los ojos de las personas al hacerlo, ignorando la presencia del Altísimo. Por ello, no son meritorios de estar frente a Su presencia.
El Talmud también dice que hay tres tipos de personas que Di-s desprecia. Uno de ellos es aquél que dice una cosa, pero piensa algo completamente distinto.
En un nivel muy práctico, está claro que cuando la persona se acostumbra a decir la verdad, la gente confía en él, como dice el versículo: “Una lengua verdadera se establece para siempre”. Por el otro lado, uno que habitualmente es mentiroso, la gente no le confía, como continúa el versículo, “Pero una lengua mentirosa, sólo por un momento”, o sea, su confiabilidad es muy corta.
Entendiendo el Permiso de Mentir
A pesar de lo arriba mencionado, encontramos que en ciertas circunstancias está permitido o incluso es recomendable mentir. La razón para esto es que el mandamiento Bíblico contra la mentira sólo incluye una mentira que dañaría otra persona, como dice el versículo: “Distánciate de las palabras de falsedad; no mates a un hombre inocente o justo”. O sea, está prohibido mentir de manera que cause muerte o daño a cualquier persona.
Es sólo por ley Rabínica que está prohibido decir verdades blancas también, como dice el versículo: “De hecho, ellos engañan a otro y no hablan la verdad, han enseñado a sus lenguas a mentir, cometen iniquidad hasta que se cansan”. Y en las palabras del Rey Salomón: “Distancia la falsedad y la mentira de mí”. Sin embargo, en casos extremos, como explicaremos, los rabinos han sido indulgentes.
Y se nos dice que una mentira dicha para promover la paz, no está incluida para nada en la prohibición de decir mentiras. Parece ser que si el propósito final de esta mentira es positivo, entonces no está prohibido.
Ejemplos de Mentiras permitidas
Uno puede “cambiar la verdad” por razones de paz. Esto se aprende de una conversación entre Di-s, Sará y Abraham en Génesis. Sara dijo sobre sí misma: “Luego que me he arrugado, recibiré una piel suave, y mi marido es anciano”. Cuando Di-s repitió sus comentarios a Abraham, dijo que Sara había dicho: “Cómo puedo dar a luz cuando he envejecido”. Como explica Rashi, Di-s cambió las palabras de Sará para que Abraham no sepa que Sará había hecho un comentario denigrante sobre él.
Aaron, el Sumo Sacerdote solía emplear este método al intentar hacer las paces entre parejas que discutían y amigos. Solía acercarse a uno y decirle que el otro estaba muy arrepentido y quería reconciliarse. Cuando la persona escuchaba esto, expresaba interés en querer resolver el problema. Aaron iba luego a la otra persona y le decía lo mismo. Así, las cosas se solucionaban. El Rif dijo que es una Mitzvá mentir para mantener la paz.
Otros ejemplos de mentiras blancas permitidas:
Cambiar la verdad para practicar la humildad. Por ejemplo, uno puede clamar no saber algo de cierto tratado Talmúdico aunque uno sí lo sepa cambiar la verdad para preservar la modestia.
Cambiar la verdad para proteger a otro de alguna inconveniencia o peligro. Por ejemplo, si un anfitrión ha sido muy generoso y amable, y luego se le pregunta al huésped sobre dicho anfitrión, él no debe contar todo sobre su amabilidad porque esto causaría que le vengan muchos invitados.
De manera similar, si una persona tiene una enfermedad incurable, y decírselo provocaría que su salud se deteriore aún más, es correcto esconderle dicha información.
Una mentira blanca que se dice para proteger a otro de ser avergonzado. Un ejemplo de esto es que uno puede decir que una novia se ve bella, incluso cuando no es muy linda.
Usar expresiones exageradas cuando está claro que se trata de una exageración. Por ejemplo: “Te ves blanco como un papel”.
Hay algunas circunstancias bajo las cuales uno puede engañar para poder recuperar pérdidas que se le deben. Nuestro patriarca Iaakov empleó este método para proteger sus ganancias obtenidas de forma legal, de ser defraudadas por su suegro y tío Laban.
Si alguien hace algo para sí mismo, pero otro entiende que lo está haciendo para honrarlo, uno no tiene que corregir este malentendido. El Talmud relata que algunos rabinos estaban viajando de una ciudad a otra. Un rabino se acercó a ellos pensando que habían venido a saludarlo. En tal caso, el Talmud concluye, no es necesario corregir este error.
Excepciones a las Excepciones
A pesar de todas estas autorizaciones, uno debe siempre intentar no decir una mentira completa, sino más bien, decir mitad de verdad.
Incluso en estos casos, uno debe intentar evitar mentir a los niños, para no entrenarlos a mentir.
También, en dichas circunstancias, uno no debe mentir constantemente.
El Maguen Abraham dice que incluso en las circunstancias arriba mencionadas, uno debe mentir sólo sobre el pasado pero no sobre el futuro. Por ejemplo, uno no debe decir: “No haré esto o aquello”, en aras de la paz. Otros cuestionan dicha sentencia.
Por Aryeh Citron