El heroísmo detrás de la cortina de hierro
La Rabanit Jana Schneerson nació el 28 de Tevet de 1879 , y la recordamos así…
A su manera, las mujeres judías de la historia contemporánea han dado muestras de grandeza y heroísmo. Si examinamos los anales de la historia, los recientes y oscuros años de la Europa de Hitler, un significativo acontecimiento registrado por un diarista anónimo nos dice mucho. Al ver que habla dos mujeres encintas en el gueto tic Varsovia, este diarista observa: “Si en estos tiempos oscuros y crueles una mujer judía reúne suficiente coraje como para traer un nuevo ser judío al mundo y criarlo, este es un acto de gran heroísmo y coraje. . . Al menos simbólicamente estas heroínas judías anónimas no permiten la extinción toral de los judíos y de la judería” (“The War against the Jews” -”La Guerra en contra de los Judíos”- por Lucy S. Davidowicz, pág. 221).
Y podemos citar asimismo las persecuciones de que son objeto los judíos bajo el gobierno ruso. Una destacada heroína de ese periodo fue la Rebetzin Janá Schneerson, bendita sea su memoria, madre del actual Lubavitcher Rebe, Rabí Menajem M. Schneerson, Shlitá.La Rabanit Jana Schneerson nació el 28 de Tevet de 1879 , hija de Rabi Meir Shlomo Halevi Yanovsky, rabino de la ciudad de Nikolaiev, y de la Rabanit Rajel Poshnitz.Su educación le fue impartida por su padre y su abuelo, Rabi Abraham David.En el año 1898 se casó con Rabi Levi Itzjak Schneerson, rabino de la ciudad de Iekaterinoslav, y Gran Rabino de Ucrania.
El mayor de sus tres hijos, Rabi Menajem Mendl Schneerson es quien se convertiría luego en el séptimo Rebe de Lubavitch.
No sólo fue la gran esposa de un gran rabino, y la excelente madre y educadora de un líder extraordinario sino que además su fuerte e interesante temperamento hicieron de ella una personalidad destacada dentro de la historia de nuestro pueblo.
La Rabanit Jana falleció el Shabat 6 de Tishrei de 1965.
En cierta ocasión se refirió así: ” Conozco bien a mi hijo y puedo asegurar que además de su conocimiento sobre el mundo, es un erudito de la Torá, que percibe por cierto, que soplan vientos de asimilación que hacen peligrar al judaísmo,entendiendo y sabiendo dar la respuesta verdadera a estos problemas!”
Desde 1939 hasta 1944, su esposo, Rav Levi Itzjak, z”l fue enviado a exilio por el gobierno ruso a la ciudad de Chi”ili del estado de Kazaklistán por ser un activista religioSo. La Rebetzin Janá abandonó su hogar en Jekaterinoslav (actualmente Dniepropetrovsk) para emprender el largo y peligroso viaje a Kazakhstán a fin de llevar a su marido alimentos, utensilios de cocina, y una copia del Tania y el Zohar. Pese a las tremendas penurias de los inviernos extremadamente fríos y los veranos insoportablemente calurosos, caracterizados por enjambres de mosquitos, la Rebetzin Janá prefirió permanecer allí a fin de aliviar el sufrimiento de su esposo. Rav Levi Itzjak llenó los márgenes de las páginas de sus libros de observaciones cabalísticas originales. Tales comentarios fueron posibles merced a las tentativas de la Rebetzin Janá coronadas por el éxito, en la fabricación de tinta con hierbas y plomo triturado. Esta compartió auténticamente con su marido el mérito del estudio de la Torá de aquel y la posterior enseñanza de sus escritos. Los esfuerzos combinados de marido y mujer produjeron para la posteridad un valiosísimo caudal de sabiduría.
Actualmente también hay mujeres valerosas y abnegadas. Ahora que, merced a la ayuda de Di-s, algunas familias que vivían detrás de la cortina de hierro han podido encontrar la libertad, se conocen numerosos relatos acerca de su fe y observancia de la Torá en las circunstancias más difíciles. Estas mujeres son ejemplos vivientes de los méritos de sus hermanas de tiempos bìblicos. Una mujer que acababa de ser liberada de Rusia con sus diez hijos relató cómo logró mantener una mikvá kasher oculta en su jardín, lo cual le permitió observar la mitzvá de Taharat Hamishpajá. Otras son menos afortunadas y deben viajar muchos kilometros todos los meses en busca de una mikvá para hallarla a menudo cerrada o clausurada como resultado de la vigilancia de las autoridades soviéticas.
Mantengamos viva la importancia de Akeret Habait hoy
Esposa, madre, jueza, profetisa, erudita y mártir son las distintas esferas en las que se han destacado nuestras mujeres, ya sea en el sector privado o público. Actualmente podemos mantener el carácter esencial de nuestra mujer judía y el papel que le corresponde dentro del destino judío. ¿Qué hace que la mujer judía continue desempeñando ese papel? ¿Que es lo que le posibilita estos grandes actos de heroísmo? La respuesta reside exclusivamente en su total observancia de la Torá y las mitzvot, en particular aquéllas que son su responsabilidad primordial como esposa y madre de futuras generaciones, a saber, las leyes de jalá (cashrut), nidá y hadlacá (el encendido de las velas) – acrónimo que corresponde al hombre judío Jana. La akeret habaít, el “fundamento del hogar judío”, es la mujer, la Tora es su guía, y las mitzvot son su fuerza. Oremos por que las grandes mujeres de nuestra historia nos inspiren a llevar una vida más plena y significativa.
FREIDA SHAPIRO Y MASHA ZWEIBEL