El mes de la novia!
En todas las relaciones, hay veces que el “masculino” o compañero dador, toma la iniciativa, y otras que el “femenino” o compañero receptor es la primera en expresar sus sentimientos y de esa forma, estimula los sentimientos de su pareja.
La pregunta de quién toma la iniciativa, tiene un efecto muy profundo en la naturaleza de la relación. Ya que aunque el resultado final es que ambos expresen su amor el uno por el otro, el que toma la iniciativa determina la naturaleza de la respuesta del otro. Cuando el iniciador es el compañero “dador”, la respuesta estimulada por el receptor equivaldrá a una respuesta “masculina”, en cambio si el iniciador es el receptor, la respuesta será de naturaleza “femenina”, porque será influenciada y amoldada por la fuente de su excitación.
En el “Cantar de los Cantares”, que se explora la relación entre Di-s e Israel a través de una metáfora del amor entre novio y novia, encontramos expresiones de amor tanto “hombre-iniciada” como “femenina-iniciada”. En un verso, la poetiza proclama: “Mi amado es para mi, y yo soy para él”. En otro, ella dice: “Yo soy para mi amado, y mi amado es para mi”.
Hay veces que el Altísimo nos embriaga de amor y bondad, creando en nosotros una respuesta del tipo “Mi amado es para mí, y yo soy para él”. Pero hay otras veces también, en las cuales nosotros somos los que tomamos la iniciativa, expresando nuestro amor y devoción hacia Él, sin importar Su aparente distanciamiento y de esa forma, despertamos en Él, Su amor hacia nosotros. (“Yo soy para mi amado, y mi amado es para mí”)
Puede ser discutido que el amor iniciado Divinamente produzca un amor mayor y más elevado que el iniciado por nosotros mismos. Cuando el despertar iniciar surge de Di-s, es una muestra de amor tan infinita y sublime como su fuente, despertando en nosotros sentimientos que jamás podríamos producir. Sin embargo, tal amor no puede ser dicho que es completamente nuestro. Hemos sido embriagados por algo que es infinítamente mayor que nosotros, y nuestra respuesta es “mayor que la vida”, portando una pequeña relación acerca de quién y qué somos en nuestro estado natural.
Por otro lado, el amor que nosotros mismos generamos, puede ser menos grandioso y glorioso, pero es más profundo y verdadero. Es un amor íntegro, un amor que surge de adentro nuestro y expresa nuestros deseos más profundos. Y cuando despertamos tal amor en nosotros, la respuesta de Di-s correspondiendo es mostrarnos un amor íntegro e íntimo, un amor que nos abraza tal cual somos, más que transportarnos a una sublime, pero cima desconocida de espiritualidad y trascendencia.
El Acróstico
El mes de Elul, es un mes en el cual el amor entre el Novio Divino y su Novia Israel está en la cumbre. Este hecho es aludido por el hecho de que en Hebreo, las primeras letras del versículo “ Yo soy para mi amado y mi amado es para mi” (ani ledodi vedodi li) forman la palabra Elul.
Es significativo que el acróstico de Elul provenga del versículo que describe el amor que inicia la novia, en vez del versículo (“Mi amado es para mí y yo soy para él”) que es la demostración del amor inicial del novio. Porque a pesar de su designación como un momento especial de acercamineto entre Di-s y el hombre, Elul es un mes común, desprovisto de Festivididades (contrariamente al mes de Tishrei que es el siguiente). Elul no es un momento en el cual estamos “elevados” de nuestra rutina diaria hacia una atmósfera más espiritual como lo es un día festivo, sino que es un momento en el cual permanecemos en nuestro estado natural de seres materiales viviendo en mundo material.
Al mes de Elul, le corresponde el Signo Astrológico de Virgo (“vírgen”- Betulá), que es el mes de la novia. Elul es un momento en el que la iniciativa surge de nuestro lado de la relación, y la respuesta Divina de nuestro amor es finito, acorde a nosotros, seres materiales, y que abraza nuestra personalidad y nuestro ser.
Basado en “Discursos del Rebe” del 27 de Av, 5750 (18 de Agosto de 1990) y en otras numerosas ocasiones
Adaptado de las enseñanzas del Rebe por Yanki Taube