La ruta del éxito
Hoy en día, parece ser que el éxito viene primero, y la prisión sólo después. Pero el verdadero éxito, funciona al revés…
En la porción de la Torá de Vaieshev leemos de las hazañas de Iosef. Vendido como esclavo por sus hermanos, llega a Potifar, “un egipcio prominente” (Génesis 39). Pero Iosef no es un esclavo común; más bien, su amo comprende rápidamente “que Di-s está con él, y todo lo que él hiciese, Di-s podría éxito en su mano”. Por ende, Potifar “lo nombró para regir toda su casa.”
Pero se vienen problemas. Iosef, “muy guapo”, llama la atención de la esposa de su amo. Cuando Iosef rechaza sus avances, ella le tiene una emboscada, resultando Iosef en prisión. Pero no tardó mucho el chico nuevo en “encargarse” de su sector. “Di-s estaba con Iosef, y Él lo dotó del encanto”. Como resultado, el guardia nombró a Iosef para dirigir la prisión, “y todo lo que se hiciera allí, él lo haría.”
Una lectura profunda de las diferencias en el enunciado de las descripciones de la Torá en cuanto a los dos éxitos de Iosef–en la casa de Potifar y en la prisión–revela la llave para el verdadero éxito.
Cuando Di-s te ha puesto en la lista para el éxito, hay dos caminos posibles que puedes atravesar. Uno puede asumir y percibir que es la mano del hombre que logra el éxito, con el apoyo claro y aparente de Di-s. O por el otro lado, uno puede ver la mano de Di-s como la fuente de su éxito, con el esfuerzo humano como vehículo para que la bendición Divina se encauza.
En sus días como esclavo, la percepción de Iosef era que su éxito se lograba por sus propios medios–con la ayuda de Di-s, claro. “Todo que él haría, Di-s haría exitoso en su mano”. Como prisionero, su percepción cambió–”Di-s estaba con Iosef, y Él lo dotó del encanto”. No hay ninguna mención de las manos de Iosef–su éxito no es de “su propio hacer”, sino que emana completamente de una fuente superna.
La llave del éxito en este mundo es hacer lugar para la bendición de Di-s en tu vida. Cuanto menos lleno de tí estés, hay más lugar para llenar con la presencia de Di-s y las bendiciones que vienen con Él. Donde un ego hinchado llena tu entero ser, no hay espacio para Di-s.
La experiencia de esclavitud dio a Iosef una dosis saludable de humildad. A medida que su amor propio se achicaba, la presencia de Di-s en su vida sólo creció, y éxito vino “a su mano”. Aun así, “su mano” fue un factor dominante, aunque suficientemente hueco para permitir que la bendición de Di-s la llene.
Cuando Iosef fue prisionero, él estaba destrozado. Esta disminución de su ego permitió una ocupación Divina más completa de su ser. Ahora su éxito ya no se limitó a sus propias manos, llegó completamente de una fuente por encima de su cabeza.
Ésta, entonces, es la ruta de la cárcel al éxito. Para traerse bendición Divina y éxito abundante, “un rato en la cárcel” podría venir bien. Pero quizás Iosef es un caso extremo. El resto de nosotros puede empezar poniendo nuestro ego bajo candado y llave.
Dovi Scheiner