Noaj y La Indundación
Diez generaciones mediaron entre Adam y Noaj, durante las cuales vivieron dos tzadikim (hombres justos) Janoj y Me-sushelaj (Matusalén). Sin embargo, el hombre se volvió corrupto y lleno de inmoralidad y violencia. Desgraciadamente, cada nueva generación superaba en declinación moral a la anterior, y aun cuando el hombre se deterioraba moral-mente cada vez más, Di-s se contenía de castigarlo en la esperanza de que pusiera en juego su libre albedrío y se arrepintiera de sus vilezas.
Pero la generación de Noaj llegó a tal cima en su perversidad que Di-s entendió que el mundo, en las condiciones en que se encontraba, debía sufrir un cambio drástico. Por eso resolvió destruir a todos los pecadores enviando un diluvio. Solamente los rectos -Noaj y su familia- serían preservados para reconstruir el mundo.
¿Por qué Di-s ordenó a Noaj la construcción de un arca que llevaría ciento veinte años edificar? Esto era parte de un plan con el cual la humanidad obtenía la posibilidad última de arrepentirse.
De hecho, al observar el afán de Noaj por su obra durante un tiempo tan prolongado, la gente llegaba inevitablemente a preguntarle: “¿Qué estás haciendo?”A lo cual Noaj respondía: “Si no nos enmendamos, Di-s enviará un diluvio que cubrirá toda la faz de la tierra. Arrepintámonos antes de que sea demasiado tarde”.
Por eso, extendiendo el tiempo de construcción Di-s le daba al hombre la posibilidad de evitar la inundación. Desgraciadamente, el mensaje fue desoído.7
Noaj siguió las instrucciones de Di-s y al terminar su obra entró al arca junto con su esposa y sus tres hijos (Shem, Jam y léfet) y sus respectivas esposas. Llevaron consigo siete parejas de cada animal y cada ave kasher así como una pareja de cada una de las otras criaturas vivientes. También incluyó todo tipo de alimento necesario para la subsistencia durante la estadía en el arca.
Al decimoséptimo día del segundo mes del calendario hebreo, enormes cantidades de agua emergieron del interior de la tierra y comenzaron a caer sobre ella. La inundación duró cuarenta días y cuarenta noches y casi toda existencia viviente fuera del arca pereció ahogada. El diluvio fue de tal magnitud que debieron transcurrir aproximadamente seis meses para que las aguas pudieran bajar lo suficiente como para permitir al arca aposentarse en la cima del monte Ararat. Tres meses más tarde, Noaj envió un cuervo para averiguar si había vuelto a surgir tierra firme. El cuervo meramente voló de un lado al otro esperando ver retroceder el agua de la superficie de la tierra. Siete días después Noaj envió una paloma que retornó rápidamente al arca al no encontrar lugar alguno donde posarse. Luego de otros siete días de espera nuevamente salió la paloma quien esta vez volvió con una rama de olivo en el pico, señal de que las aguas estaban retrocediendo.
Finalmente, por tercera vez, a la semana siguiente la paloma no retornó y entonces Noaj supo que por fin la tierra había comenzado a secarse totalmente. Recién entonces pudo Noaj quitar la cubierta del arca y descender de ella luego de una estadía de un año y once días equivalente a un año solar completo.
De inmediato ofrendaron sacrificios de gratitud a Di-s por su salvación. Di-s los aceptó complacido y juró que nunca más enviaría un diluvio para destruir a la humanidad. Depositó un arco iris en el cielo y le dijo a Noaj que su aparición sería siempre el símbolo de esta promesa.