Parashá Jaie Sara
Sara murió en Jevrón a la edad de ciento veintisiete años…
Abraham, ahora ya de edad avanzada, estaba ansioso por casar a su hijo Itzjak. Llamó a su leal sirviente Eliezer y le encargó la importante tarea de hallar una compañera adecuada para su hijo. Abraham insistió en que Eliezer jurara que no elegiría una esposa para Itzjak de entre las hijas de los canaanitas. En lugar de ello, debía regresar a la Tierra nativa de Abraham y traer de allí una esposa adecuada para su hijo.
Eliezer tomó diez camellos, los cargó con los mejores presentes de su amo y emprendió viaje a la residencia de los parientes de éste en Aram Naharaim. Llegó hacia la noche y se detuvo junto a un pozo en las afueras de la ciudad. Rogó a Hashem que le permitiera hallar a la muchacha apropiada para Itzjak y continuó con su plegaria al Señor para que coronara con éxito el método que iba a aplicar. Pediría agua a una joven que estuviera junto al pozo. Aquella que respondiera: «Bebe, que yo también sacaré agua para tus camellos», sería la elegida por Di-s para Itzjak.
Antes de que Eliezer concluyera su plegaria, llegó Rivká al pozo y llenó su cántaro. Eliezer corrió hacia ella y le pidió un sorbo de agua. Rivká le dio de beber y luego sacó rápidamente agua para todos los camellos de Eliezer. Al observar esto, el servidor de Abraham, esperando que sus plegarias hubieran sido escuchadas, le regaló a Rivká un aro de nariz y dos brazaletes, todos de oro.
Eliezer se sintió regocijado al descubrir que Rivká era, realmente la nieta de Najor, hermano de Abraham. Se inclinó y bendijo a Hashem por este acto de bondad para con su amo.
Rivká llevó a Eliezer a su hogar y él contó toda la historia de su viaje. Los familiares estuvieron de acuerdo con esta unión y permitieron a Rivká que viajara a la tierra de Canaán para casarse con Itzjak. Eliezer invadió de regalos a Rivká y su familia. Luego partió llevando a la prometida a Canaán, donde conoció a Itzjak y se casó con él.
Abraham tomó otra esposa, Ketura, que dio a luz más hijos.
Les dio hermosos regalos como herencia, pero dejó todo lo que poseía a su hijo favorito, Itzjak.
Abraham murió a la edad de ciento setenta y cinco años y fue inhumado por sus hijos Itzjak e Ishmael en la cueva de Majpelá.