Parasha Pinjas
“He aquí Le hago entrega de Mi pacto de paz”…(Bamidbar 25:12)
En el comienzo del párrafo semanal de la Torá, se nos relata sobre la recompensa conferida a Pinjas, quien “quitó Mi furia de los hijos de Israel, al celar Mi celo en su seno”. Pinjas vio el peligro que se cernía sobre el Pueblo Judío, como consecuencia de la brecha infligida a la muralla que separaba a los iehudim de las demás naciones, a través del pecado con las hijas de Midián. Ello llevó a Pinjas, a pesar de ser cohen, un hombre de benevolencia, y nieto de Aarón, quien era “amante de la paz y perseguidor de la paz”, a realizar la drástica acción de matar a Zimrí y a la mujer midianita con la que pecó.
INSTALÓ LA PAZ
La parshá de Pinjas se lee durante las semanas de “Bein Hametzarim”, de semi-duelo para el pueblo judío. Hay una profunda relación entre ambos. El exilio y la destrucción también comenzaron con una “brecha” causada en la muralla de Israel, la que separaba entre ellos y las demás naciones- en lo que hace al sistema de vida, conductas, valores de la Torá, que fueron invadidos por conductas ajenas al espíritu y la letra del judaísmo. Los días de duelo comienzan el 17 de Tamuz cuando fue “quebrada (la muralla de) la ciudad” y de esa brecha se llegó a la destrucción y el exilio.
A su vez, de la misma manera que Pinjas logró exitosamente reinstaurar la paz entre Di-s y el pueblo judío, incluso habiendo estallado ya el pecado de las mujeres de Midián, así también se nos ha dado las fuerzas y aptitudes para alcanzar la verdadera paz y revelar la redención mesiánica, que se encuentra oculta justamente en el mismo seno de los sucesos de la destrucción.
BIENESTAR CELESTIAL
Los días de las calamidades y destrucción, contienen en su interior la Luz de la Redención. Por fuera se ven como días duros, dolorosos, días en los cuales sucedieron los episodios de exilio, pero en su dimensión más profunda se oculta en ellos un nivel de bondad superior. El exilio y la destrucción, al fin y al cabo, provienen de Di-s, Quien es la “Esencia de la Bondad”, y a su vez está en la naturaleza del bien beneficiar a los otros. Eso mismo nos lleva a la conclusión, que también en los sucesos aciagos se esconde un bien, un bien verdadero, un bien celestial.
La bondad oculta en el exilio del Galut es la misma redención, Gueulá. Cuando llegue la redención mesiánica se revelará una bondad tan grande y elevada, que entenderemos y reconoceremos que por ella valió la pena sufrir el dolor del exilio y la destrucción. Esta bondad superna se gestó y formó en las esferas celestiales desde el mismo instante en que comenzó la destrucción, pero permaneció “arriba” y no pudo descender y revelarse abiertamente en este mundo, puesto que la realidad terrenal no estaba madura para asimilar un nivel de bondad como esta.
LA REDENCIÓN ESTÁ EN NUESTRAS MANOS
Esta es la causa por la cual estos días de Bein Hametzarim son llamados como las “tres semanas” y no los “21 días”. Con esto queremos resaltar el número “tres”, que alude al Tercer Templo de Jerusalem, es decir, la redención oculta en los días de la destrucción.
La redención está en nuestras manos. Esto es como un tesoro de piedras preciosas y diamantes que se encuentra encerrado en una caja, y la llave de la misma ha sido puesta en nuestro poder. Se le dio a cada judío la capacidad de “girar la llave” y revelar los tesoros escondidos en el exilio. Esto se logra a través de cerrar la brecha espiritual de la muralla quebrada, y a través de aumentar en Torá y santidad. Y es la manera de hacerse acreedor de la revelación de la extraordinaria bondad de la redención, pronto realmente.
Sefer Hasijot 5748, Tomo 2 Pág. 539