Esta parashá relata como Moshe sube al Monte Nevó, desde donde ve la Tierra Prometida. «Y Moshe, el sirviente de Di-s, murió allí, en la Tierra de Moab por boca de Di-s…y nadie conoce su lugar de sepultura hasta el día de hoy». La Torá concluye mencionando que «Desde entonces no hubo otro profeta como Moshe en Israel, a quien Di-s conoció cara a cara…y con la mano poderosa y las grandes temibles acciones que Moshé hizo frente a los ojos de todo Israel».
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