Parsha Lej Leja
”La integridad del Judío”
“Sé -tamim- íntegro”(Bereshit 17,1)
Cuando el Altísimo ordenó a Abraham el precepto de la circuncisión le dijo: “transita delante de Mí y sé íntegro-tamim”. Es decir, que Abraham el Patriarca alcanzó la integridad a través de la circuncisión.
¿Qué significa integridad? El significado básico de integridad es ser completo, que no falte nada ni haya defectos. Algo con deficiencias y defectos no es completo ni íntegro.
Por ejemplo, cuando la Torá requiere que el animal para la ofrenda sea “una oveja íntegra”, se refiere a una oveja que no posea defectos.
Sin embargo, el término integridad (tamim- en hebreo) tiene una connotación más profunda- que no sólo no existe defecto, sino que se alcanza una perfección especial. Por ejemplo, un año completo-“shaná sheleimá”-posee doce meses, pero un año íntegro –shaná temimá- se refiere a un año bisiesto, que posee trece meses.
INTEGRIDAD EN LA CIRCUNCISIÓN
Los dos niveles mencionados se logran con el precepto de la circuncisión. Ante todo, la circuncisión completa una deficiencia, anula el estado defectuoso de ser un no-circuncidado. Previo a la circuncisión el hombre tiene el prepucio (orlá) y carga con un defecto, la circuncisión lo convierte en completo, sin fallas- íntegro.
El segundo objetivo de la circuncisión es que agrega perfección adicional. Luego de haber quitado el prepucio, cuando el hombre ya está completo, la circuncisión le agrega un nivel adicional- la señal del pacto entre el hombre y Di-s. Esa es la perfección adicional que proporciona la circuncisión, ligar al hombre con un pacto eterno con el Altísimo, a través de lo cual alcanza un nivel de perfección superior a la integridad que poseía previamente.
INTEGRIDAD DEL CORAZÓN
Pero en el término integridad -temimut- hay otro significado más: integridad del corazón, inocencia. Y como se nos ordenó: “tamim haz de ser con Hashem, tu Di-s”5, que quiere decir, como explica Rashi: “transita con Él con simplicidad y espéralo (confía en Él), y no hurgues en el futuro, sino todo lo que te ha de tocar acepta con integridad”.
También esta alta condición se expresa en el precepto de la circuncisión, ya que cumplir este mandamiento implica la entrega absoluta del hombre al Altísimo, que no formula pregunta alguna sino cumple Sus mandatos con sencillez e integridad. Y como hay comentaristas que interpretan el mandato a Abraham “transita frente a Mí y sé íntegro” en el sentido de que “no cuestiones por qué la circuncisión”, que “la acepte con sencillez e integridad y no se plantee qué es esto y con qué fin es esto”.
SIN CUESTIONAMIENTOS
Estos tres niveles se encuentran también en la dimensión espiritual de la circuncisión- la circuncisión del corazón. El primer nivel consiste en quitar el prepucio, liberarse del dominio del instinto del mal y los deseos del corazón. El segundo nivel es ser íntegro y elevarse a la esfera de la santidad y descubrir la santidad interior que se encuentra en la profundidad del alma. El tercer nivel es la verdadera integridad, el conducirse con sencillez, entregarse totalmente a Hashem, poner a un lado la razón y la voluntad personal y cumplir con los mandatos Divinos, con la aceptación interior absoluta y total de Su yugo (“Kabalat Ol Maljut Shamaim”)
Y a través de servir a Di-s de esta manera, uno se hace acreedor de que se cumplan con él las palabras de nuestros Sabios: “Todo aquel que se conduce con simplicidad (no cuestiona ni condiciona la fidelidad a los resultados) también Hashem se conduce con él con simplicidad (no hace cálculos sobre qué es lo que el hombre merece) … todo aquel que se conduce con simplicidad tiene éxito”, y tal como Hashem- a continuación- prometió a Abraham que “serás padre de multitud de pueblos”. Así también nosotros nos haremos acreedores de la concreción de la promesa y “reyes serán tus cuidadores y sus princesas tus nodrizas” en su sentido más perfecto, como tendrá lugar en la “verdadera y completa redención, realmente pronto, por medio del justo Mashíaj”.
(Likutei Sijot tomo 30, Pág. 44)