Por Ierujam Eilfort
Esta mitzvá tiene tanto peso que es considerada una de los Diez Mandamientos. La importancia de honrar a los padres está enfatizada por el hecho de que es el quinto mandamiento.
Como muchos saben, los Diez Mandamientos fueron dados en dos tablas con cinco mandamientos en cada una. La primera fue reservada para aquellas leyes que tienen que ver con la relación entre la persona y Di-s, mientras que la segunda tabla se ocupa de las leyes que gobiernan la interacción humana. Los sabios nos hacen notar que incluir el mandamiento de honrar a los padres en la primera tabla, nos muestra su importancia. Se trata de un aspecto tan fundamental de nuestra existencia que únicamente con el cumplimiento de esta ley, podemos apreciar plenamente nuestra relación con el Todopoderoso.
Los Diez Mandamientos son recordados en la Torá dos veces. La primera aparece en Itró, y la segunda en Vaetjanán. Cuando aparecen por segunda vez, las palabras cambian un poco, por ejemplo, se añaden las palabras “El Eterno, tu Di-s, te ha ordenado”. Las palabras adicionales subrayan el hecho de que, aunque tenemos una tendencia natural a honrar a nuestros padres, esta tendencia puede disminuir dependiendo de las circunstancias. Sin embargo, cuando se nos recuerda que esto es una orden directa de
Di-s, comprendemos que el cumplimiento de esta obligación no tiene nada que ver con nuestros sentimientos o experiencias personales. Evidentemente, la idea de honrar a nuestros padres tiene que estar reforzada no solo por nuestros sentimientos naturales, sino porque el “Comandante en Jefe” lo ha ordenado así.
Esta ley, en particular, se remonta a un tema recurrente. La filosofía judía afirma que hay tres socios en la creación de una nueva vida, y estos son Di-s, la madre y el padre. Estamos obligados a ver a nuestros padres no solo con amor, sino también con respeto. Colocamos a nuestros padres sobre un pedestal y los mantenemos allí.
Esta filosofía nos recuerda un componente crítico en la fe judía. En contraste directo con el punto de vista secular, entendemos que cuanto más atrás vamos en la historia judía, nuestros predecesores se consideran mayores. Es cierto que pudimos avanzar en el campo del conocimiento secular, pero cuando se trata de la esfera de lo espiritual palidecemos en comparación con aquellos que vinieron antes que nosotros. Nosotros, los judíos, también sabemos que aquellos que se destacan en el ámbito espiritual son nuestros modelos a seguir y los “superhéroes” de cualquier judío.
Como Rabino, recibo muy frecuentemente la pregunta: “¿Festeja el día del padre o de la madre?”. A esto yo respondo: “En el Judaísmo, cada día debemos honrar y apreciar a nuestros padres”.
Es por esta razón que cada uno de nosotros debe esforzarse para honrar verdaderamente a sus padres. Esto significa que debemos hacer un esfuerzo activo para cuidar de sus necesidades (tanto físicas como espirituales), así como tratarlos con el máximo respeto. No es solo una cosa agradable o sensata para hacer, sino que ¡es un mandamiento directo de Di-s!
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