Rebetzin Jana: El rol de una madre
En una famosa carta, el Rebe de Lubavitch escribió que sus primeros recuerdos de su infancia giraban en torno al verso: “te daré las gracias, Di-s, por estar enojado conmigo…” (Isaías 12:1).
El Rebe explicó que de niño anhelaba el momento en el que, después de haber recibido consuelo de que sólo Di-s puede ofrecerlo, el pueblo judío podría ser capaz de mirar hacia tras, a todo el trabajo y dolor del largo exilio, y darle las gracias a Di-s, sabiendo que todo lo pasado había sido para bien.
Obviamente, por más talentoso que el Rebe era a los dos, tres años de edad, tales pensamientos llegaron a él tanto conscientemente como inconscientemente, gracias a sus padres, Rabí Levi Itzjak y Rebetzin Jana. Específicamente, como podremos ver, la primera instancia de la conciencia del Rebe, de necesitar la redención, fue dada por su madre.
En la Cabalá, la habilidad de dar las gracias, y reconocer una verdad, es por supuesto, el poder de la Sefira del reconocimiento (hod). Esta es una Sefira relativamente femenina, en el idioma de la Cabalá: el entendimiento se extiende al reconocimiento. Usando la terminología cabalística para analizar las palabras del Rebe, reconocemos que las dificultades y el dolor del exilio son el producto de la Sefirá del rigor, que también se conoce como el juicio, incluso severo. El sufrimiento de nuestro exilio son el severo juicio basado en los pecados de nuestro pasado, de acuerdo a la perspectiva de la Sefira del rigor. Debido a que la fuente del juicio severo esta últimamente en el entendimiento, éste también es el principio madre, cuyo vientre es considerado la fuente de gran misericordia (la palabra vientre en hebreo es de la raíz del significado básico de misericordia). Es el principio madre que nos enseña el reconocimiento, como agradecerle a Di-s, incluso por lo negativo, revelando la perspectiva de Su misericordia que es inherente en todo lo que va a pasar.
De hecho, la terminología del verso que el Rebe cita es “Tu enojo se aleja de mi, y Tu me confortarás”. El acto de confortar esta explícitamente conectado con lo que dijo Isaías a la madre de una persona:”como un hombre cuya madre no lo confortara, así también Yo (Di-s), te confortaré”
Un lindo detalle revelando de que fue, de hecho, la primera conciencia del Rebe sobre el Moshiaj, se puede ver en las dos primeras palabras del verso” le agradeceré a Ti, Di-s (Havaya), que en hebreo equivale a 57, el valor numérico de la palabra en inglés “now”(ahora), que escrita en hebreo sería “nun”, “alef”, “vav”. La guematria nos enseña que incluso palabras extrañas consagradas por el pueblo judío en sus plegarias se hacen relevantes cuando son escritas en hebreo. Más aún, es el poder del reconocimiento en particular, que hace posible experimentar al Moshiaj acá y ahora en el presente.
Tanto como una persona justa como el Rebe, es considerado un alma nueva, uno que nunca ha estado en este mundo, también carga consigo todos los problemas de todas las almas que están aquí en este mundo. Es la madre del Tzadik, (el principio madre también es llamado “kneset Israel”), la fuente de todas las almas judías, que le enseña a cómo identificarse con todos los trabajos difíciles. Es también su madre quien lo conforta revelándole de que la fuente de incluso el más severo juicio está lleno de misericordia. En este sentido, fue la Rebetzin Jana quien le dio al Rebe la base de la misión en su vida.
Por:Yitzchak Ginsburgh