Shelaj Lejá-”Espías Autonominados”
¿En qué se equivocaron estos doce líderes de Israel, elegidos uno a uno personalmente por Moshé?…
Catorce meses después del Exodo, cuando el pueblo de Israel estaba pronto a entrar a la tierra prometida por Di-s y conquistarla, tuvo lugar un trágico retroceso en el curso de la historia judía.
Moshé había despachado doce hombres “todos individuos prestigiosos, líderes de Israel” para pasar revista a la Tierra Santa y regresar con un informe acerca de la naturaleza de su suelo, su producto y sus habitantes. Los espías trajeron de regreso un informe en extremo desmoralizador, haciendo que el pueblo perdiera su fe en la promesa de Di-s. Como resultado, toda aquella generación fue considerada indigna de heredar la tierra, y se decretó que pasaría el resto de su vida viajando por el desierto.
Sólo cuarenta años más tarde el sucesor de Moshé, Iehoshúa, condujo a una nueva generación a través del Río Jordán. (Iehoshúa y Calev fueron los únicos dos de los doce espías que hablaron en alabanza de la tierra, y los únicos dos de aquella generación en entrar a ella).
Un viejo adagio jasídico dice que la persona perdida en el bosque no fue transportada instantáneamente de un sendero bien definido a la espesura del bosque. Todo comenzó con una leve desviación del camino, que llevó a una desviación de apenas un par de metros, que llevó a una desviación de muchos metros, y que finalmente lo depositó a muchos kilómetros de su ruta pretendida.
Los más trágicos equívocos de la vida comienzan con el más pequeño de los errores, que lleva a errores más graves, que a su vez se combinan en los fracasos del ser mortal.
¿En qué se equivocaron estos doce líderes de Israel, elegidos uno a uno personalmente por Moshé? ¿Cuál fue la desviación inicial en su misión que los llevó a su catastrófico pecado?
TÉRMINOS DE COMISIÓN
La clave está en la palabra “espías”.
A lo largo del Talmud y el Midrash, los miembros de esta malograda misión son llamados “espías” (meraglím); pero no hay mención alguna de este término cuando la Torá narra cómo Moshé los envió a explorar la tierra. En cambio, el término usado es “examinadores” (taiarím): “Envía hombres”, dice Di-s a Moshé, “y que examinen la tierra de Canaan;“ “Y Moshé los envió para examinar la tierra”; y así sucesivamente en el curso del relato. Es sólo cuando Moshé recuenta el incidente casi 40 años después en el libro de Deuteronomio, que emplea el término “espías”.
Moshé los envió como turistas, como una delegación encargada de “ver la tierra”[5] e informar sus averiguaciones al pueblo. Fueron ellos quien reinventaron su misión como la tarea de “espiar” la tierra, de evaluar clandestinamente sus fortalezas y debilidades como blanco militar.
Esto era totalmente innecesario. Di-s les había prometido la tierra, y su victoria sobre quienquiera pudiera desafiar su derecho a ella estaba asegurada. Su objetivo no era recabar inteligencia militar, y ciertamente no era comprobar la factibilidad de conquistarla; era brindar al pueblo de Israel una perspectiva de la Tierra Santa que los motivara en su nuevo desafío de lograr la transformación de pueblo que lleva una existencia espiritual en el desierto a pueblo que crea una sociedad Divina sobre la tierra.
Espiar el país era no solamente innecesario, sino que también divorció a los Auto-nominados espías de su fuente de poder. La ley es que “El agente de una persona es como la persona misma”; como agentes de Moshé, eran literalmente extensiones de su ser, “extremidades” virtuales del más perfecto humano que alguna vez caminó por la tierra. Pero la ley también declara que “El agente que se desvía de su misión, no es más agente”.
Moshé era la encarnación misma de la verdad; espiar con la errada tergiversación de los móviles- era la antítesis misma de las características más básicas de Moshé. Habiéndose apartado de los términos de su comisión para procurar una actividad tan absolutamente ajena a la de quien los enviara, ahora estaban solos, sin nada en que apoyarse salvo su propio falible ser.
Sólo Iehoshúa y Calev, quienes se mantuvieron como “examinadores de la tierra”, conservaron su nexo con Moshé, logrando finalmente el propósito de su misión y conduciendo al pueblo de Israel a la tierra y vida destinada para ellos desde el comienzo del tiempo[12].
Basado en Likutéi Sijot, Vol. XXXIII, págs. 81-84