Sheminí – Hombres “rumiantes” y de “pezuñas partidas”
Cada palabra de la Torá debe ser para nosotros una enseñanza en nuestro servicio a Di-s. En la parshat indica sobre los animales que son kasher.
Las señales que la Torá indica para un animal puro son: “pezuñas partidas hasta abajo” y “ que sea rumiante”.
Cada palabra de la Torá debe ser para nosotros una enseñanza en nuestro servicio a Di-s. Si se nos indica que solo un animal que tiene “las pezuñas partidas y hendidas” y es “rumiante” es Kasher, seguramente ambas cualidades son aplicables en nuestra relación con Hashem
IMAGEN DE KEDUSHÁ (SANTIDAD)
En su servicio espiritual, la persona debe saber diferenciar entre “el animal puro” del “animal impuro”. El “animal” se refiere al “alma animal” (Nefesh Bahamit) que se ocupa de los temas instintivos y elementos tales, que asi como el animal, que al carecer de intelecto no mira más lejos que satisfacer sus necesidades elementales sin objetivo ni contenido, y básicamente son los temas terrenales: comer, beber, dormir y todos las necesidades del cuerpo. Aquí debemos lograr que el “animal” sea “Kasher”, es decir que los temas físicos se realicen “en favor del Cielo”, de acuerdo a las indicaciones de la Torá, con un objetivo elevado. Por ejemplo, comer y descansar para estar sano y poder servir a Di-s con Torá y Mitzvot.
Pero también existe la situación del “animal impuro”-cuando lo físico no sólo que no lo apoya en su servicio a Di-s, sino que inclusive lo estorba.
A veces es fácil distinguir entre estos dos tipos de situaciones, pero a veces el “ietzer hará”,instinto del mal, se viste en un halo de santidad, y entonces necesitamos de las “señales” especiales para poder distinguirlos. La primera es que tenga “las pezuñas separadas”, existe una separación-pezuña- que aparta las fuerzas profundas del hombre de lo material. Cuando se come o toma, por ejemplo, no se invierte el mismo sentimiento como cuando se reza o se estudia Torá. Pero esa “separación” genera un contraste entre los momentos espirituales y los terrenales. Nos dice entonces la Torá: aunque existe una separación, ésta debe ser “hendida”. Es decir, a pesar de que debe existir una diferencia “natural” entre lo material y lo espiritual, es imperioso dejar una “hendidura” que permita a la luz del alma iluminar la materia. Si lo material está completamente desconectado de lo espiritual, y la persona no ve en lo físico un instrumento para servir a Hashem, no hay aquí, un “animal Kasher”.
NO RENUNCIAR
En otro sentido podemos aprender también del concepto de “pezuñas separadas” que, al “pisar la tierra”, es decir, entrar en contacto con el medio, con el mundo, debe trabajarse en dos direcciones al mismo tiempo en el espíritu del dictamen talmúdico: “la mano derecha acerca y la izquierda aleja”. El iehudí puede identificarse con “la derecha acerca” y conducirse solo de acuerdo a esta consigna. Al tratar de acercar a otro judío a la Torá puede llegar a realizar concesiones. Por eso le dice la Torá: la primer señal de pureza es “pezuñas separadas”, advirtiéndole que se conduzca de acuerdo a ambas direcciones, en el momento que es posible acercar, hacerlo, pero cuando se está en colisión con un mandato o una prohibición de la Torá, es necesario sujetarse, debe manejarse la “derecha del acercamiento y la izquierda” simultáneamente y sin concesiones!.
LA TRADICIÓN ES NECESARIA
La segunda señal es “rumiante”. Cuando entramos en contacto con los temas físicos no debemos conformarnos con una consideración única. Debemos pensarlo nuevamente, analizando cada detalle, para comprobar si realmente es necesario dedicarse al tema, y sólo entonces es posible realizarlo.
Es posible tomar otra enseñanza de las señales de Kashrut de las aves. La regla en cuanto a ellas es que, no debemos apoyarnos solamente en las indicaciones que leemos en la Torá, sino además debe haber una tradición clara de que este ave es Kasher.
Aprendemos de esto que la persona no puede basarse sólo en su intelecto. Puede que estudie Torá, saberlo todo, pero de todas formas hallarse en el fondo del abismo. Se requiere una tradición- entrega total al maestro que transmite la Torá, tal cual él la recibió de sus maestros hasta llegar a Nuestros Sabios, hasta llegar al Sinaí. Ese es el único camino seguro y correcto de la verdadera interpretación y sentido de la Torá y el judaísmo entregados por Di-s.