Tetzavé – “Las caracterizas del pueblo de Israel”
«Y para los judíos hubo luz, alegría, regocijo y honor” (Ester 8:16)
Luego de haber tenido lugar el milagro de Purim y que Hamán el malvado sufriera su caída, la Meguilá- el rollo con la historia de Ester- describe la alegría del pueblo judío con las palabras: “Y para los judíos hubo luz, alegría, regocijo y honor”1. Sobre ello explica la Guemará2 que en este versículo se hace alusión a cuatro preceptos sobre los que Hamán decretó su incumplimiento, y cuando se anuló su decreto, los judíos pudieron cumplirlos sin miedos: “Luz”- se refiere a la Torá, “alegría”- son las festividades bíblicas, “regocijo”- es el precepto de la circuncisión, y “honor”- se refiere a los Tefilín.
Cada uno de estos cuatro preceptos se caracteriza por ser una señal- una insignia3 (del vínculo especial) entre el pueblo de Israel y el Altísimo. Ese fue justamente el motivo de por qué Hamán el malvado decretó contra su observancia, puesto que no podía soportar la singularidad del pueblo judío, que se refleja en su vínculo especial con el Altísimo.
LA PECUALIARIDAD DE ESTAS INSIGNIAS
Era de esperar, que los preceptos que cumplen la función de ser una señal entre el pueblo de Israel y Hashem sean aquellos que no tienen paralelo entre los demás pueblos, y de esa manera habrán de resaltar la peculiaridad del pueblo judío. Pero, en realidad, todos estos preceptos mencionados tienen prácticas similares también entre otros pueblos:
La Torá, palabras inteligentes y de sabiduría- también hay en las demás naciones. Festividades y efemérides son parte de la práctica de todos los pueblos. La circuncisión- también muchos no judíos se circuncidan. Tefilín- muchos pueblos acostumbran a portar una insignia especial que identifique al pueblo o a la tribu a la que pertenecen. Surge entonces la pregunta: ¿con qué expresan estas señales la peculiaridad específica del pueblo judío?
SANTIDAD EN LO MATERIAL
Pero justamente es aquí donde tiene su expresión la singularidad del pueblo judío. En los campos donde no hay parecido alguno entre lo judaico y lo que no lo es, no hay necesidad de una señal que marque la diferencia. La señal se requiere específicamente en aquello donde a simple vista parecería haber una similitud- aspecto que se comparte con los demás pueblos- y ahí es donde las señales marcan lo judaico.
LO QUE NOS SEÑALA
Torá: en las naciones, el concepto de ‘Torá’ sería la sabiduría y la lógica, mientras que para los judíos, la esencia de la Torá radica en que es superior a la lógica. La Torá que fue entregada por Di-s en el Monte Sinaí3 es por definición la Sabiduría del Altísimo, totalmente superior a la lógica y razón humana.
La alegría de las Festividades: la definición convencional de lo que es alegría y festejo va de la mano del desenfreno y del dar rienda suelta a los instintos, mientras que en lo judaico, la verdadera alegría lleva a mayor devoción a Hashem.
Circuncisión: Maimónides4 explica que la circuncisión debilita el deseo por los placeres terrenales, y por ende, el circuncidarse tendería a generar descontento. Pero en los judío, la circuncisión es motivo de regocijo, como está escrito “me regocijo yo en Tu palabra”5, refiriéndose el término regocijo a la circuncisión.
Tefilín: es práctica universal que las insignias y símbolos identificatorios sean elegidos por su belleza y atractivo, mientras que los judíos nos vestimos con Tefilín que consta de cajitas de cuero, de color negro, con correas negras, sólo que dentro de ellas se encuentra escrito “Escucha Israel Hashem nuestro Di-s, Hashem es Uno”6.
Esta es la particularidad del pueblo judío, y por eso estos preceptos son su señal identificatoria.
(Likutei Sijot Tomo 3, Pág. 916)