Calculando la caridad
Cierta vez, un colector de caridad visitó a un hombre adinerado con esperanzas de recibir una donación. Éste hombre le explicó amablemente cómo le encantaría darle pero no podía debido a que ya había hecho sus donaciones para ese año. Como evidencia, señaló una pila de recibos que habían sobre su mesa.
El colector miró a su alrededor, y notó sus hermosos adornos. Respetuosamente le preguntó al dueño si podía compartir unas palabras de Torá. El hombre rico aceptó.
“Durante la época del Templo Sagrado en Jerusalém, el dueño judío de un ganado estaba obligado a separar el diezmo de el. ¿Cómo se realizaba? Ponía a todo el ganado en un lugar cerrado y abría la puerta. A medida que salían iba contando: uno, dos, tres, etc. Cuando contaba el décimo, lo marcaba con un marcador rojo. Luego ese animal se separaba para luego llevarlo a Jerusalém.
Surge una pregunta de éste proceso que se realizaba, ¿por qué hacer soportar al ganado todo ese proceso de encerramiento y luego dejarlos salir? ¿Por qué no sacar el diez por ciento sobre todos, y agregar algunos extras para asegurar de no haber sacado menos?
La respuesta es que un mensaje muy profundo se le transmite al dueño del ganado a través de ese proceso. A medida que cada animal sale de la puerta, es como si el Todopoderoso le esta diciendo a la persona: “uno es para vos, dos son para vos, tres son para vos…”luego de darle al dueño nueve, luego Di-s pide sólo uno. Luego de recibir nueve, el ranchero está contento y se da cuenta cómo es que toda su ganancia viene de Di-s, y que a través de dar, el recibe mucho más”
El hombre adinerado reconoció todas sus bendiciones y alegremente le dio una generosa donación
Por: Yossi Gordon