Lej Lejá – La particularidad del judío
La relación central del judío con Di-s no está basada en un reconocimiento racional y de las propias virtudes…
Nuestros sabios nos cuentan que Abraham Avinu, nuestro patriarca, ya a los tres años “reconoció a su Creador”. Se dedicó a difundir la fe en un único Creador del mundo. También fue arrojado a un horno lleno de brasas encendidas, por su fidelidad a sus creencias. Sin embargo cuando la Torá nos habla de Abraham, nuestro patriarca, por primera vez, pasa por alto todo este párrafo tan importante de su vida y comienza a relatar a partir de la orden divina de “Vete de tu tierra”.
No sólo que la Torá no ve necesario describir su historia previa, sin siquiera resumirla en pocas palabras, sino incluso, en el final de la Parshá anterior (Noaj), al nombrar la familia de Teraj, nombra a Abraham como uno de sus hijos, ¡sin ninguna mención en mérito propio!
Omisión intencionada
En realidad la Torá desea marcar un concepto central de la relación especial del pueblo judío con Di-s. Al omitir la Torá los logros y virtudes previas de la vida de Abraham, nos demuestra que sólo a partir de este punto comienza la existencia de Am Israel. Hasta entonces Abraham era como un ser humano, que gracias a su intelecto y desarrollo logró reconocer a Di-s. Este tipo de conexión
con Hashem, por más sublime que sea, es limitada, ya que depende de la condición humana. Inclusive la entrega total hacia un ideal que mana de consideraciones racionales es también una entrega condicionada.
Relación a partir de lo Divino
La relación central del judío con Di-s no está basada en un reconocimiento racional y de las propias virtudes. Es un nivel de
relación que el ser humano no puede alcanzar por sus propios medios, sino porque Hashem eligió al Pueblo de Israel para que sea Su pueblo. Es por ello que el primer vínculo entre Hashem y Di-s mencionado en la Torá comienza con: “Y habló Di-s con Abraham”. Es un vínculo que comienza a partir de la Divinidad. Es un nivel al que ningún hombre puede acceder con su propia fuerza y capacidad. Este vínculo se refleja en el primer mandato a Abraham que registra la Torá, cuando Di-s le ordenó “Vete de tu tierra”, le dijo: “Abandona todo lo que fuiste hasta hoy y avanza hacia un nivel incomparablemente superior”. Por medio del mandato, el Todopoderoso transformó la condición de Abraham de ser humano que se desarrolla espiritualmente y lo convirtió en iehudí, es
decir un ser conectado por elección de Di-s.
No hay que esperar
Es obligación de cada judío realizar una introspección. Ser consciente de esta relación que comenzó con “Lej Lejá” y que recae sobre cada uno de nosotros, sin diferencia de edad, posición social o sexo. Es la alianza con Hashem que va más allá de nuestra razón y entendimiento. Por ello cuando encontramos a un iehudí que hasta ahora no tenía ningún contacto con el judaísmo, no necesitamos esperar hasta que comprenda y estudie sobre la importancia de la Torá y las Mitzvot para que actúe como judío y cumpla los Mandatos Divinos, ya que en realidad su lazo con Di-s existe en forma intrínseca a partir de la elección de Di-s. Además, por medio del cumplimiento de la Voluntad Suprema, las Mitzvot, llegará también al reconocimiento y comprensión de este lazo singular.
Likutei Sijot, tomo 25, Pág. 47.