Vaerá
HABAT ROSH JODESH – 29 de Tevet de 5773 – 11 de Enero de 2013 Parashá Vaerá
El pueblo judío había estado ocupado en la inauguración del Mishkán, el Santuario en el desierto, y primera morada oficial de Di-s en la tierra. Fue una semana de consagraciones y ofrendas, pero todavía no había señal del Cielo. Aharon, el Sumo Sacerdote, estaba decepcionado. En su humildad, asumió que fue culpa suya. Después de todo, ¿no había sido cómplice, aunque sea inconscientemente, del pecado del becerro de oro? Seguramente Di-s estaba disgustado con él, y por lo tanto no había ninguna señal de aceptación del cielo.
Moisés, su hermano, se adelantó, y ofrendó una plegaria especial, e inmediatamente la Shejiná, Divina presencia, descansó sobre Israel. Luego bendijo al pueblo con las palabras que son el final del versículo del Salmo 90: “Que el agrado del Amo, nuestro Di-s esté sobre nosotros…”Luego todos los Hijos de Israel vieron cómo Aharon había sido el elegido, y estaban llenos de alegría de que su trabajo finalmente había sido bendecido por Di-s. Es una historia hermosa y conmovedora. Sin ego, sin envidia, solo puro amor entre dos hermanos.
Cierta vez escuché al Rabino Principal de Israel, el Rabino Y.M Lau, contrastando este suceso, con previos encuentros entre hermanos en la Biblia. Con los primeros hermanos de la historia, Cain, quién mató a Ebel, en un ataque de celos. Luego, los hijos de Abraham, Itzjak e Ishmael, que su enemistad continúa hasta hoy en día. La próxima generación no fue mejor, Yakov y Esav que la rivalidad entre hermanos duró casi toda sus vidas. La saga continuó hasta la siguiente generación, con Iosef y sus hermanos. Casi lo mataban, y al final “solamente” lo vendieron como esclavo.
Que refrescante y diferente fue con Moisés y Aharon, que se apoyaban el uno al otro. Que dulce, que hermoso, como canta el Salmo: “¡Mirad cuán bueno y cuán placentero es cuando habitan los hermanos juntos en armonía”.
Todo esto es un importante mensaje para nosotros hoy en día. Tanto sea en la política en Israel, o en nuestras propias vidas, muy seguido somos nuestros peores enemigos. Si las organizaciones judías actuaran concretamente en vez de constantemente competir el uno con el otro, todas nuestras comunidades serían mas sanas.
Quiera Di-s que todos aprendamos de Moisés y Aharon, y de esta forma la Presencia de Di-s morará en nosotros también.
Por: Yossi Goldman