Parsha Ree
“La maldad existe en aras de la verdad”
“Mira Yo doy frente a ustedes” (Devarim 11.26)
La Parshá de Reé comienza con uno de los principios fundamentales de la religión judía- el libre albedrío. Hashem se dirige al pueblo de Israel y les dice1: “Mira Yo doy frente a ustedes hoy la bendición y la maldición. La bendición- que cuidaréis…y la maldición – si no escuchareis…”
Varias expresiones de este versículo requieren explicación. La utilización del término “Anojí” para decir “Yo” implica generalmente una bendición y un flujo de abundancia muy elevados. Por ejemplo, los Diez Mandamientos abren con las palabras2 “Anojí Yo soy Hashem tu Di-s”. A su vez también la palabra “doy” representa bendición, como dicen nuestros sabios Z”L3: “quién da –lo hace con un buen ojo”. A la luz de esto, se requiere entender, ¿¡cómo es posible que estas expresiones, que reflejan bendición y abundancia, estén ligadas a dar bendición y maldición?! ¿Cómo se entiende que de Anojí llegue maldición, y cómo podemos definir a la maldición como un “regalo” que Di-s nos da.
¿POR QUÉ HAY MALDAD?
Para entender los planteos anteriores debemos profundizar un poco en la causa de por qué se da bendición y maldición, o en otras palabras, el objetivo de la existencia del bien y del mal.
En más de una oportunidad nos preguntamos en relación al enfrentamiento permanente entre el bien y el mal ¿con qué objetivo creó Di-s a la maldad? ¿Por qué creó una entidad que enfrenta a la bondad, que luchan contra ella, que nos dificulta hacer el bien y lo correcto?
La respuesta es que el mal existe para posibilitar la existencia del libre albedrío. Si existiera en el mundo sólo el bien y el hombre careciera de toda inclinación y posibilidad de hacer el mal, no hubiera elegido el bien como consecuencia de su elección libre sino que hubiera estado obligado a hacer el bien, por no existir otra opción. Para que exista la posibilidad de elección deben haber dos caminos, el bien y el mal, y entonces podrá el hombre elegir su camino de una manera libre.
EL VALOR DE LA ELECCIÓN
La importancia de la elección en la vida del hombre es extraordinaria. Es de las virtudes principales del hombre4.
El resto de todas las demás criaturas del mundo no posee libre albedrío. Su conducta es consecuencia de su naturaleza y sus características. La única criatura del mundo (no sólo de este mundo sino de todos los mundos en general, ya que tampoco los ángeles y los serafines poseen libre albedrío) que tiene la capacidad de elegir libremente- es el hombre.
Todo el tema de recompensa y castigo está basado en la posibilidad de la libre elección. Si no hay posibilidad de elegir la conducta, no hay derecho a la recompensa ni justificación para el castigo. Los animales no reciben paga por sus acciones “buenas” y no son castigados por sus “malos” actos, puesto que ellos no deciden sobre su accionar. Solamente el hombre se hace merecedor de recompensas por sus buenas acciones y de castigo por las transgresiones, justamente porque él es quien que eligió y decidió actuar de tal o cual manera, y por ende sus actos lo beneficiaron o dañan.
LA “MALDICIÓN” ES UNA BENDICIÓN
Resulta entonces que la existencia del mal en sí mismo no es para dañar al hombre, sino todo lo contrario, es la gran bendición que Hashem le otorga al darle la posibilidad de elegir. Si no existiese la maldad el hombre no podría elegir entre el bien y el mal. Sólo gracias a que existe la maldad puede el hombre elegir la bondad.
Esto señala Di-s con las palabras “Anojí (Yo)” y “doy” (como regalo). Con ello nos indica que el objetivo de la maldad no es enfrentarse con nosotros y molestarnos, sino todo lo contrario, sólo está destinada a beneficiarnos, para que podamos elegir libremente, y nuestro transitar por la senda del bien, la Torá y las Mitzvot, sea producto de nuestra decisión.
El saber esto también fortalece para no temer a la maldad, ya que somos conscientes que el único y sólo objetivo de su existencia es para que podamos elegir el camino del bien, y por ende el mal no tiene razón de ser en sí mismo, y está nada más que en aras de que el hombre elija el bien, como lo indica Di-s en Su Torá.
(Likutei Sijot tomo 4, Pág. 1339)
Notas:
1.Devarim 11, 26-28 2.Ahí 5 3. Bava Batrá 53,b 4. Explicado in extenso en el Maamar Min Hametzar 5660 en adelante.