Parashá Ki Tisá
En el censo los israelitas varones mayores de veinte años, debió pagar medio Shékel de plata; que era usado para la construcción del Santuario…
Aunque la construcción del Mishkán era de la mayor importancia, no debía anular la observancia del Shabat y el pueblo recibió órdenes de cesar todo trabajo durante el día de descanso.
Moshé había permanecido en el monte Sinaí durante cuarenta días y cuarenta noches, y el pueblo, temiendo que no regresara, reclamaba un objeto visible que pudiera adorar. Persuadió a Aharón para que diera forma a la imagen de un becerro, fundiendo el oro de sus Joyas. Ese despliegue de herejía provocó la ira de Di-s, que ordenó a Moshé que descendiera. Le informó del pecado de Israel y declaró que destruiría a esa nación traidora. Moshé suplicó al Señor que tuviera piedad y no diera a los egipcios la oportunidad de regocijarse con la desgracia de los israelitas, sino que recordara Su pacto eterno con los patriarcas. Al oír este ruego, HaShem concedió al pueblo judío una nueva oportunidad.
Mientras descendía de la montaña el 17 de Tamuz, con las dos Tablas de la Ley grabadas por Di-s, al observar la oprobiosa conducta del pueblo, las arrojó al suelo. Luego destruyó el becerro de oro y lo echó al fuego, después de lo cual lo molió hasta convertirlo en polvo, que echó en una corriente de agua de la cual hizo beber al pueblo. El amor y la compasión de Moshé por el pueblo lo impulsó a rogar al Señor que lo perdonara, pues si fuera destruido él perdería el deseo de vivir. La respuesta que recibió fue que sólo serían castigados aquéllos que habían pecado intencionalmente, y que en vista de la intercesión de Moshé el pueblo sería conducido a la Tierra Prometida por un enviado de HaShem, no por El mismo. Al enterarse de la reprobación del Señor por sus acciones, los israelitas se lamentaron y se quitaron los ornamentos en señal de pesar.
Una vez más Moshé ascendió solo a la montaña, llevando consigo las dos nuevas tablas de piedra que se le había ordenado preparar. Di-s descendió en una nube, se reveló como el Señor de la Piedad, la Bondad y la Verdad, y renovó Su pacto con Israel repitiendo los principales mandamientos que había dado previamente. Estos incluían la prohibición de la idolatría, la observancia de las festividades y la santificación del Shabat.
HaShem inscribió los Diez Mandamientos en las dos tablas de piedra, mientras Moshé registraba el contenido del pacto renovado. Después de pasar otros cuarenta días y cuarenta noches en la montaña, lapso durante el cual se abstuvo de comer y beber, Moshé descendió de la montaña y regresó al cam