Detrás de la máscara
Estoy tratando de decidir cómo vestir a mi hijo de dos años para Purim. Es nuestro primer hijo y recuerdo…
Elana Mizrahi
Estoy tratando de decidir cómo vestir a mi hijo de dos años para Purim. Es nuestro primer hijo y recuerdo que el año pasado casi no le hago un disfraz porque me parecía tonto disfrazar a un bebé. Pero finalmente, con la excitación de que todos se disfrazaban, le hice un disfraz. Corté un trozo de fieltro y pegué peces en él. Fue la «partición del Mar de las Cañas». Mi hijo, Abraham Nissim, que nació el último día de Pesaj y cuyo segundo nombre significa «milagros», es nuestro pequeño niño milagroso. Quedé embarazada de él tras atravesar tres años y medio de tratamientos de fertilidad. El milagro de la partición del Mar de las Cañas fue así un disfraz perfecto.
Nuevamente este año tengo el dilema de qué disfraz elegir para él. Recuerdo haber oído a una mujer sabia decir que uno nunca debe disfrazar a sus hijos en Purim con un disfraz que representa algo negativo. «Nunca los disfracen de monstruos o gángsters» advirtió. El disfraz es un elemento de la esencia de la persona; deja una impresión en el alma. Como vestimos influye en nosotros y en nuestras acciones.
Toda la idea de disfrazarse y usar máscaras en Purim es interesante. El nombre de Di-s nunca es mencionado en la historia de Purim, Sin embargo se alude a Di-s cuando la historia habla de «el rey» pero ustedes no encontrarán Su nombre escrito en la Meguilá de Purim (el rollo donde está escrita la historia). Uno de los motivos porque nos disfrazamos es para «ocultarnos», así como Di-s estaba oculto a nosotros. Cuando se ocultan, por supuesto que ustedes saben que existen. En Purim este es un acto de fe, pues demostramos que aún cuando la presencia de Di-s esta oculta a nosotros, siempre está presente.
No sólo en Purim, sino todos los días acostumbramos vestirnos como un disfraz o como un medio para ocultar y revelar. Recuerdo cómo acostumbraba vestirme hace diez años. Nada quedaba oculto. Tengo un cuerpo atractivo y permitía que el mundo lo viera. Todo estaba revelado, pero «yo» como persona, estaba ciertamente oculta. Ahora, mientras aún me cuido de ser atractiva, mi meta ya no es atraer. Mi ropa oculta el exterior, y al interior «yo» se le permite irrumpir abiertamente.
Siempre he sido muy individualista. Me cuidé mucho de tratar de formar mi propio estilo y caracterizarme como «única» con mi vestuario. Sin embargo me di cuenta que cuanto más excéntrica trataba de ser en mi exterior, más irónicamente me veía como cualquier otro que también trataba de ser moderno y diferente. Antes de hacerme observante recuerdo haber visto a las personas «religiosas» y pensar «Todos visten igual, son tan aburridos». Cuando los fui conociendo más y más comencé a descubrir lo que había de único en cada individuo. La aparente similitud en su apariencia exterior me obligaba a mirar en el interior y a ver a cada persona como era en realidad. En contraste, mi anterior atuendo a la moda actuaba como una barrera para quien yo era realmente. La gente mira el exterior y no miran más allá.
Cuando la Torá menciona a nuestras matriarcas, menciona como todas eran hermosas mujeres. Mientras que por supuesto la Torá está hablando de la belleza espiritual de esas mujeres, también está hablando de su belleza física. Sara hasta fue secuestrada por los reyes Avimelej y Faraón por su gran belleza. La Torá también describe como Abraham era totalmente inconsciente de la belleza de Sara debido a su modestia y la modestia de su relación. Cuando leí esto pensé «¿Es posible ser tan bella y no necesitar mostrarlo?»
Recuerdo que una vez estaba en una clase de más de 70 mujeres judías. La morá (maestra) estaba enseñando y repentinamente se detuvo y comentó «¡Mírense! Bat Israel, Hijas de Israel, son verdaderamente hermosas». Nunca olvidé ese comentario, pues miré en la sala y sí, cada una era verdaderamente atractiva a su manera.
En la historia de Purim el personaje principal es Ester, otra mujer judía. El nombre Ester es similar a la palabra hebrea hester, que significa «oculto». Ester fue elegida reina por su belleza física y también porque permaneció misteriosa y cubierta. Los Sabios describen cómo aún cuando vivía en el Palacio Real, Ester tuvo gran cuidado de sólo comer alimentos kosher, honrar el Shabat y vestir modestamente; pero ella hizo esto mientras no revelaba su verdadera identidad. Ester pudo ser la salvadora del pueblo judío manteniendo oculto lo que era importante. Al final Ester se reveló, pero fue en el momento correcto y bajo las circunstancias correctas.
Cuando comencé a pensar acerca de mi hijo y su disfraz tuve numerosas ideas, pero lo que elegimos mi marido y yo fue vestirlo como Abraham (nuestro patriarca). Nuevamente estoy usando su nombre (Abraham) y nuevamente espero que el disfraz capture su esencia. Planeo hacerle una túnica marrón, esta vez con la forma de una tienda y poner carteles de bienvenida «Bienvenido, Bienvenue, Welcome, Barujim habaim» en él. La tienda de Abraham y Sara estaba siempre abierta para los huéspedes, eran famosos por recibir gente y hacerlos sentirse en casa. Mi pequeño Abraham Nissim siempre está excitado cuando recibe huéspedes que agracian nuestro hogar. Les muestra sus juguetes y libros y les trae todo.
Mientras miro a mi hijo y preparo el material, reconozco los milagros en mi vida, tanto los revelados como los ocultos, y oro para mí misma «Que este disfraz de Purim capture su esencia y que esta sea su belleza».
Extraído de www.jabad.com