Formulario de Inmigración
“No podía sacar mis ojos de este hombre de suave forma de hablar»
6 de Tishrei es el Aniversario del Fallecimiento de la Rebetzin Jana, Madre de nuestro Rebe.
Aqui un pequeño relato de esta GRAN mujer!
«Supongo que debería haberme sentido agradecido y afortunado,” relata Reb Feivel hablando de su envolvimiento en rehabilitar judíos desubicados en la Europa de post-guerra. “Encontré difícil ser optimista acerca de la vida después de que había perdido todo en el Holocausto. Un viejo amigo mío me encontró un trabajo en el Vaad Hahatzalá (Organización de rescate) en las oficinas en París. Mi pesada carga de trabajo me ayudó a mantener mi sano juicio.”
“Sentado detrás de un gran escritorio gris amontonado de papeles, archivos y formularios, encontré consuelo al estar en un cargo para ayudar a otros a reconstruir sus vidas, a pesar de que sentía constante desgracia mientras escuchaba historia tras historia de calamidades.”
“Un día oí un golpe corto y gentil en la puerta de mi oficina. Este era un cambio agradable de los habituales golpes secos y nerviosos de sobrevivientes apenados.”
“’Entre’ dije.”
“Un hombre bien vestido y con barba se acercó a mi escritorio. Sus rasgos distinguidos irradiaban paz interior. Eso me abrumó, porque en la Europa de post-guerra la paz interior era una comodidad muy rara. Más aún, su serenidad pacífica era contagiante y por primera vez en años, me sentí tranquilo.”
‘“¿Cómo puedo ayudarlo?’, pregunté.”
“‘Mi madre, la Rebetzin Jana Schneerson ha llegado aquí proveniente de Rusia. He venido para facilitar su inmigración a los Estados Unidos. Puede Ud. por favor informarme cuánto tiempo tendré que asignar para este procedimiento?. Me gustaría organizar mi horario de acuerdo a eso.’”
“No podía sacar mis ojos de este hombre de suave hablar. El era la primera persona que pasaba por mi oficina que irradiaba un sentido de dirección, expresando el deseo de calcular el tiempo y usarlo sabiamente. En los bamboleos de una Europa caótica, este hombre valoraba sus minutos.”
“Prometí ayudarlo, asegurándole que procesaría los papeles necesarios yo mismo para que él pudiera usar su tiempo de una manera apropiada. Le di los formularios necesarios y él suministró la información. Luego expresó su gratitud y salió de mi oficina. A pesar de que no lo dije, yo también le estaba agradecido. Los pocos minutos que él había pasado conmigo me dotaron de dedicación renovada y sentido de determinación.»
“Muchos años pasaron. En el interin, me había casado, construido una familia e inmigrado a los Estados Unidos. Un día estaba conduciendo por Brooklyn con un compañero de trabajo. ‘Vayamos a visitar la sede principal de Lubavitch’, sugirió él. ‘¿Por qué no?’, repliqué. Habían pasado diecisiete años desde aquel incidente en París. A pesar de que nunca había ido a ver al Rebe, había sabido desde entonces que él era el hombre que había visitado mi oficina en aquel entonces y aquel encuentro estaba todavía grabado en mi memoria.”
“Llegamos al “770” en el medio de un farbrenguen. Me maravillé ante la atmósfera de intensidad espiritual, que contrastaba agudamente con el medio ambiente común americano. Miré a mi alrededor lentamente, cambiando mi mirada del Rebe a los jasidim periódicamente.”
“Repentinamente, atrapé la mirada del Rebe y él atrapó la mía. Me miró directamente y luego dijo algo a un acompañante. Antes de que lo supiera, el acompañante estaba a mi lado. ‘El Rebe ha solicitado que Ud. venga’, me susurró él. Yo estaba tan sorprendido y confundido ante la inesperada atención.»
“Nerviosamente seguí al acompañante y me encontré cara a cara con el Rebe. Era la misma voz clara y elocuente que había resonado en mis oídos hace diez y siete años. ‘Yasher Koaj por sus esfuerzos en nombre de mi madre en París. Bendiciones y gracias por todo lo que Ud. hizo.’”