¿Por qué la Meguila se llama solo por Ester y no por Mordejai?
Rabbi Menachem M. Schneerson, The Lubavitcher Rebbe
Por la gracia de Di-s
Brooklyn, N. Y.
Sra. ____________
Northridge, CA 91324
Bendiciones y saludos.
He recibido su carta. Es mi deseo que Di-s le otorgue lo que su corazón desea y que tenga buenas noticias, relativas a todos los asuntos sobre los que me escribió.
El zejut de su observancia de las santas tradiciones -que con emoción noté en su carta-, seguramente, le dará provecho en todo lo anterior, lo que incluye su continuo progreso en lo relacionado con la Torá y las mitzvot. Ya que, si bien es algo «obligatorio» en sí mismo de acuerdo con la voluntad de Di-s, también es «el canal y el vehículo» mediante el cual uno recibe una bendición divina adicional en todo que necesita, ya sea material como espiritual.
Este mensaje es en particular oportuno, ya que estamos cerca de Purim. El punto máximo de esta celebración es la lectura de la meguila en la tarde y la mañana. Es importante destacar que, tal y como nos dice el texto, si bien tanto Mordejai como Ester fueron claves a la hora de producir el milagro de Purim y salvar a nuestro pueblo, la meguila no se llama así por ellos dos -no por Ester y Mordejai en ese orden-, sino solo por Ester, meguilat Esther.
Este mensaje intenta particularmente poner énfasis en el rol singular de la mujer en la vida judía. Con seguridad, nadie puede compararse con la reina Esther, pero cada fiel hija judía, sí, tiene un increíble potencial para modificar el futuro de su familia y, por consiguiente, el de su entorno, obteniendo resultados trascendentales que, incluso, se desparramarán para todo el pueblo judío. Si esto resulta disparatado y místico, el siguiente ejemplo servirá para ilustrar lo que un pequeño esfuerzo puede lograr.
Tal vez, haya escuchado acerca de que algunos de nuestros estudiantes Lubavitch viajan en sus vacaciones de verano a lugares lejanos con el objetivo de contactarse con otros judíos que necesitan ánimo para fortalecer su identidad y compromiso con nuestro pueblo y con el camino de la Torá. Cierta vez, durante este programa, dio la casualidad de que uno de los estudiantes visitó un pueblo judío pequeño y aislado donde solo encontró unas pocas familias y, según informó más tarde, grande fue su decepción por no haber logrado nada allí.
Sin embargo, varios meses más tarde, el propio Merkas L’Inyonei Jinuj, patrocinador del programa, recibió una carta de una de las familias de ese pueblo. El remitente era una mujer quien le contó que un día de verano vio casualmente en su puerta a un joven con barba y sombrero oscuro y los tzitzit al descubierto. Confiesa en la misiva que, cuando invitó a pasar al joven y conoció el propósito de su visita, no le interesó demasiado, ya que ni ella ni su familia estaban listas para cambiar su estilo de vida.
Pasó un largo tiempo luego del encuentro, y la visita del joven persistía en su mente. Él le había recordado a su abuelo y le había refrescado recuerdos de la maravillosa vida judía que había visto en la casa de sus abuelos, aunque las condiciones materiales eran infinitamente más modestas de las que conoció durante su matrimonio.
Finalmente -decía la carta-, ella decidió hacer el cambio. Hizo que su casa fuera kasher y su familia comenzó a observar el shabat y Iom Tov, además de educar a sus hijos en el camino de la Torá. Desde entonces, la casa se llenó de alegría y serenidad, entonces, decidió escribir al Merkas L’Inyoney Jinuj para expresarle su gratitud.
Si todo eso fue producto del breve encuentro con ese joven, quien nunca conoció el impacto que produjo, ¿cuánto más puede lograr una familia judía, cuya influencia no se limita a unos pocos minutos conversando, sino cuyo magnífico ejemplo sirve para ilustrar el tipo de vida y conducta cotidiana que debería ser el privilegio y la bendición de cada familia judía?
Obviamente, a la hora de mantener los estándares judíos, podremos encontrarnos con dificultades que tendremos que superar -algunas son más imaginarias que reales-, pero es seguro que dichas dificultades no tendrán importancia, comparadas con los infinitos beneficios. Además, el esfuerzo es personal, mientras que el beneficio es para muchos.
Le deseo un gozoso e inspirador Purim.
Bendiciones.
Menajem Schneerson