Parshat Tzav | No dejes que el fuego se apage
“Un fuego permanente ha de arder sobre el altar, no ha de ser apagado”(Vaikrá 6:6)
En nuestra Parshá, la Torá ordena1: “Un fuego permanente ha de arder sobre el altar, no ha de ser apagado”. Es decir, en todo momento y en toda situación, el fuego del altar debe seguir ardiendo, sin interrupciones.
Es sabido que el altar simboliza el corazón del hombre, tal como el altar era el lugar donde ardía el fuego, así también el corazón es donde arde el fuego de las pasiones y los sentimientos. Es en ese sentido que debemos interpretar el significado espiritual de esta orden de nuestra Parshá: el hombre debe preocuparse de que el fuego del amor al Altísimo y el entusiasmo en los temas de la Torá y las Mitzvot -los preceptos judaicos- esté siempre encendido en su corazón y -Di-s libre- no se apague.
UNA CONDICIÓN OBLIGATORIA
En el Talmud Jerosolimitano está dicho2: “permanente’- incluso en Shabat; permanente’- incluso con impureza”. También este dictamen halájico, en sus dos puntos, nos da instrucciones en lo que se refiere al amor a Di-s.
La esencia del Shabat consiste en cortar con los temas mundanos. En este día el hombre se dedica a los temas del espíritu, a los temas de Di-s, y por ende se aparta totalmente de lo mundano. Podría uno pensar que estando en un ámbito y nivel como éste no hay necesidad de actuar con el fuego del entusiasmo por servir a Di-s, siendo que de todos modos como se está inmerso en un mundo más elevado, del espíritu. Por ello advierte la Torá: “permanente’-incluso en Shabat”. La inspiración y el fuego en el servicio a Di-s es una condición obligatoria en todo nivel y situación, sea cuan elevada que fuera.
UN FUEGO SAGRADO
En contraposición a ello puede haber una situación opuesta. Hombres que, debido a su bajo nivel espiritual, están en una categoría de impuros’. Podrían pensar que ellos no tienen nada que ver con “el fuego permanente”, con el amor y el entusiasmo en el servicio al Altísimo.
A ellos les dice la Torá: “’permanente’- incluso con impureza”. También en un estado de baja espiritualidad hay que cuidar al “fuego permanente”. Más aún, es justamente este calor judío, el amor básico y elemental de Di-s que cada uno posee por herencia, lo que finalmente generará la gran llamarada de fuego que logrará sacarlo de la bajeza espiritual, llevándolo a las alturas que le corresponden. El fuego de la santidad posee la fuerza de erradicar y eliminar al fuego ajeno del fervor por los placeres materiales. Así lo explica el Maguid de Mezeritch3: “cuando el fuego permanente ha de arder sobre el altar’, la persona tiene asegurado que el no’- ha de ser apagado’, todas las conductas y tendencias negativas cesarán y se apartarán frente al fuego permanente’”.
NO AL FERVOR MOMENTÁNEO
Este dicho del Maguid de Mezeritch nos agrega explicación a la necesidad imperiosa del fuego permanente’ en todo momento y toda situación. Sólo un entusiasmo constante y firme en la Torá y las Mitzvot puede impedir los pensamientos, las palabras y las acciones indeseables. Una emoción momentánea y pasajera no tiene la posibilidad de proteger al hombre frente a las artimañas del instinto del mal. Si el fuego permanente’ se apaga, aunque sea por el más corto tiempo, de inmediato vuelven a penetrar los sentimientos y deseos de los que hay que cuidarse.
Cada hombre y mujer debe evaluarla intensidad del fuego permanente’ que arde en su santuario’ interior. Si los temas judaicos, el estudio de la Torá y el cumplimiento de sus conductas se realizan con entusiasmo y fervor interior ó tan sólo por rutina y costumbre.
Una de las pruebas para detectar la verdad al respecto, es analizar de qué manera uno estudia Torá y sigue sus preceptos: ¿se da por satisfecho con haber cumplido con su obligación o pone empeño para embellecer y ser meticuloso en la Mitzvá?
El cumplimiento con hidur-emballecimiento de la Mitzvá al cumplirla en el mejor y máximo nivel posible intensifica el vínculo del alma con el judaísmo, y es una expresión del fuego permanente’ del alma.
(Likutei Sijot Tomo 1, Pág. 217)
Notas: 1.Vaikrá 6:6 2.Iomá Cáp. 4 Pág. 6 3.Haiom Iom 20-21 de Adar sheini (versión en español Pág. 38/39)