Por Katia Bolotin

El día tan esperado había llegado. Elisheva sonreía radiante. Había esperado con ansias este momento auspicioso. Su piadoso esposo y cada uno de sus hijos estaban a punto de alcanzar un hito crucial. Imaginen la emoción que sintió al verlos acercarse al sagrado Tabernáculo . La santidad era palpable. Con profunda gratitud y orgullo, observó cada uno de sus pasos .
Su esposo, Aarón , el sumo sacerdote , entró con sus hijos. Pero poco después, ocurrió lo insondable. Los hijos mayores, Nadav y Avihu , fueron alcanzados y asesinados por un fuego celestial.
Los comentaristas proponen diversas razones para explicar esta calamidad . En lugar de analizar el porqué, centrémonos en algunas lecciones que podemos aprender de la inefable respuesta de Aarón ante esta tragedia.
Moisés le dijo a Aarón: «Esto es lo que habló el Señor, [cuando dijo]: “Seré santificado por medio de aquellos cercanos a mí, y ante todo el pueblo seré glorificado.”» 2
La reacción de Aarón ante estas palabras fue: « Vayid a Aarón» . Guardó silencio. Para la mayoría de nosotros, semejante silencio es inimaginable. ¿Cómo puede un padre permanecer en silencio al presenciar la muerte prematura de un hijo, y mucho menos de dos?
Quizás ese silencio sea mucho más poderoso y expresivo que las palabras. Permanecer en silencio y aceptar una pérdida inexplicable requiere fortaleza interior impulsada por la emuná . La emuná es una certeza interior que va más allá de su traducción habitual como fe o creencia; se expresa al actuar conforme a lo que uno sabe que es cierto.
Aarón no se quejó: « Dios , ¿por qué nos has castigado así?». No culpó a Dios ; aceptó. Esto es emuná en acción.
La Torá está repleta de historias de dolor. Personas justas, como nuestros patriarcas y matriarcas, no estuvieron exentas del sufrimiento. Cualquier padre en duelo conoce este terrible dolor. Puede que remita, pero siempre está ahí.
No podemos entender por qué suceden ciertas cosas, pero podemos aceptarlo. La autorecriminación y el arrepentimiento sin sentido solo agravan el dolor inevitable. Y solo Dios sabe realmente por qué.
La palabra hebrea emuná suele traducirse como fe o creencia, pero en realidad expresa mucho más. Emuná significa fidelidad y lealtad a lo que sabes. Más que un simple concepto o idea teórica, es una acción o práctica. La emuná enriquece tu resiliencia en medio de grandes dificultades, crisis o pérdidas personales.
Otra palabra relacionada con emuná es la palabra hebrea para entrenamiento : imun . La fidelidad es fruto del entrenamiento. El término que las Fuerzas de Defensa de Israel usan para el entrenamiento militar es imunim , un derivado de emuná .
La emuná no se limita a la creencia en tu mente. Se pone en práctica, conectando mente y cuerpo con acciones. La emuná se puede comparar con una escalera. Intelectualmente, puedes saber que las escaleras suben al siguiente nivel, pero hasta que no las subas, no experimentarás realmente ese siguiente nivel. Creer, o incluso saber, que las escaleras están ahí no es suficiente. Tienes que subirlas.
Todos hemos escuchado el dicho «la práctica hace al maestro». Los atletas y músicos profesionales son el resultado de horas continuas de entrenamiento y práctica intensivos. Este entrenamiento se arraiga y se hace visible cuando se les llama a la acción. Lo mismo ocurre con la emuná .
Tenemos un deseo innato de comprender y, por lo tanto, buscamos explicaciones. Combate el impulso de culpar a alguien o algo. Algunas cosas escapan a nuestra comprensión y parecen inexplicables. En cambio, sal y mira al cielo. El cielo está por encima y más allá de ti. ¡El «por qué» también! La emuná es expansiva e infinita. Mirar al cielo puede enseñarnos esta lección. Siempre está ahí, flotando sobre nosotros; nuestra emuná también puede estarlo .
El silencio suele ser la respuesta más fuerte y eficaz. No significa que no llorarás ni lamentarás tu dolor y tu pérdida. Pero la culpa no te ayudará ni a ti ni a nadie. No tiene sentido.
Cuando las tribulaciones de la vida han llevado tus límites al límite, puedes sentir que ya no tienes nada más que dar. Pero aún se espera mucho más de ti. Quizás pienses: «¿Acaso las cosas se calmarán alguna vez? ¿Cuánto más puedo aguantar?». Te preguntas por qué sucede esto. En momentos como estos, necesitas recurrir a tu emuná .
Cada uno de nosotros necesita establecer y mantener una cuenta personal de emuná y realizar depósitos regulares en ella. La emuná es una póliza de seguro espiritual que garantiza los medios para seguir adelante. Como faro que ilumina nuevos caminos en medio de la crisis, debe estar siempre cargada.