Yo, Tú y Nosotros
¿Quién es más importante, el judío o el pueblo judío? ¿Es Reb Israel o am Israel?
En la parashá de la semana pasada leímos el primer capítulo del Shemá. Esta semana leemos el segundo. Sin embargo hay muchas similitudes entre los dos. En efecto, determinadas frases son virtualmente idénticas. ¿Por qué la Torá, normalmente tan críptica, es tan repetitiva?
Si uno examina detenidamente el texto, se discierne inmediatamente una significativa distinción entre los dos capítulos. El primer capítulo está en singular y el segundo en plural. Enseña la Torá a tu hijo en el primero y a sushijos en el segundo. Pon tefilín en tu mano en el primero, y en sus manos en el segundo.
¿Pero por qué se necesitan ambos? ¿Por qué no usar uno u otro? ¿Por qué un párrafo para cada expresión? La respuesta es que Di-s habla al individuo, pero Di-s también habla a la comunidad. Se dirige al judío, y también al pueblo judío. El primer párrafo del Shemá nos enseña que cada individuo es importante, aun crítico, y Di-s se dirige a cada individuo personalmente. El segundo párrafo nos recuerda que también hay una suma de todas las partes; que unidos los individuos forman una comunidad. Y las comunidades también son muy importantes. En ocasiones reconocemos la supremacía del individuo; en otras, la comunidad es suprema.
Si, hay tensiones aquí. El Talmud refleja estas aparentemente conflictivas nociones cuando examina por qué la humanidad fue creada en forma diferente que el reino animal. Como es descripto en el primer capítulo de Génesis, los animales fueron creados en manadas, mientras que inicialmente fueron creados un solo hombre y una sola mujer. Dice el Talmud: Es para enseñarnos que a) vale la pena para el Todopoderoso crear el mundo para un solo individuo y b) así ningún ser humano puede enorgullecerse de que su linaje es mejor que el de cualquier otro. Todos venimos de Adán y Eva, así que tú no eres mejor que yo, ni yo que tú.
Así, del mismo evento, la Torá nos enseña esta paradójica lección: por un lado, el ser humano individual es rey; mientras que por el otro lado, la humanidad reina.
La paradoja es expresada en la Halajá (ley de la Torá) también. Por un lado, la ley de la Torá dictamina que no debemos pagar una cantidad exorbitante si un individuo es tomado como rehén; esto es para evitar recompensar y animar el tomar rehenes, para de este modo proteger a la comunidad como un todo; debemos salvar a ese individuo, pero al hacerlo aumentamos el peligro para la comunidad. Por el otro lado, la ley de la Torá dictamina que si un enemigo peligroso demanda que los líderes judíos les entreguen un individuo en particular, sino atacarán a toda la comunidad, no está permitido sacrificar ni siquiera a un individuo en defensa de la comunidad.
Por lo tanto necesitamos las dos secciones del Shemá. En la Torá ambos son importantes, el individuo y la comunidad.
¿Por qué me ocupo hoy de este tema? Porque aproximadamente en cinco semanas entraremos en el Nuevo Año, y la actual tensión entre singular y plural se manifiesta en forma evidente. «¿Por qué debemos pagar para orar?» Demandarán algunos. Criticarán el desvergonzado comercio de la religión organizada. Y, si, un shul tiene corazón. Y no se puede permitir que nuestras casas de oración se conviertan en mercantilistas y mercenarias, no sea que perdamos a los jóvenes, los pobres y los idealistas. Al mismo tiempo, los individuos deben simpatizar con los duros hechos de la vida en congregación. No debemos tomar por seguro ni tomar ventaja de nuestras establecidas —y costosas de mantener —infraestructuras. La tensión a veces es tangible mientras luchamos por equilibrar esos dos aparentemente exclusivos imperativos de la vida judía.
Las estadísticas varían. En algunas comunidades, no más del 30 % de los judíos están afiliados. En otras el número es mucho más alto. La comunidad debe ser sensible, dando la bienvenida y abrazando a cada individuo que desee pertenecer. Pero los individuos deben ser también correctos. Si todos demandan un viaje gratis, ¿cómo se mantendrá la congregación?
Sigamos recitando los dos capítulos del Shemá. Entonces podremos ver judíos saludables y comunidades judías sanas.